Capítulo 1Principios de junio
La gente suele sorprenderse cuando le digo que no tengo ninguna intención de dar el salto a la gran pantalla, porque casi nadie entiende la diferencia que hay entre ser actriz de cine o de teatro. En el cine, si una escena sale mal, se puede repetir. Pero en el teatro no. Cuando te subes al escenario, lo haces sabiendo que solo tendrás una oportunidad de hacerlo bien.
Algo así como la vida. Una y no más.
No me cansaré de decirlo: la lista de pros es interminable. Por ejemplo, el público no se queda embobado frente a una grabación durante horas, ni puede coger un mando y presionar «pausa» para enrollarse con su novia, ni puede comentar todo lo que está pasando con el de al lado. ¡Ah! Y lo mejor de todo es que, al contrario que los de una película o serie, los actores de teatro pueden decidir quedarse quietos como estatuas y juzgar al idiota que ha decidido ignorar el aviso de silenciar los móviles.
Me encanta hacer eso.
Bueno, me encantó la única vez que pude hacerlo.
La verdad es que no sé por qué estoy hablando como si mi próxima actuación fuera a ser en Broadway o incluso en la Gran Vía de Madrid, junto al musical deEl Rey León (ojalá saber cantar para participar en algún musical), porque solo he conseguido papeles en obras pequeñas y en lugares pequeños y, además, apartados del centro, donde el público se componía tan solo de familiares y amigos de los actores.
No quiero que se me malinterprete: me encanta actuar, y lo haría en medio de un parque o de un centro comercial. Pero, ya que voy a hacerlo, me gustaría que fuera en un sitio que nos diera la oportunidad de que la gente supiera que está pasando frente a un teatro, ya que, quizá así, se interesaría por nuestra propuesta. Me gustaría que los carteles de promoción de la obra dejaran de encontrarse en el corcho de novedades de un colegio para estarlo en alguna fachada de una calle concurrida.
Por eso la audición de hoy es tan importante.
En vista de que la época victoriana está tan de moda, a un director se le ha ocurrido trabajar con una adaptación deOrgullo y prejuicio. Me hace bastante gracia, Jane Austen murió unos veinte años antes de que este periodo empezara. Supongo que, si me cogen para el papel de Elizabeth, se lo comentaré. Por todo eso de no hacer el ridículo antes del estreno con la publicidad y tal.
Aunque, para ridículo, el que voy haciendo por las calles de Madrid: como en el anuncio delcasting que encontré en soloactores.com el director explicaba que su intención es que todo sea lo más fiel y real pos