INTRODUCCIÓN
En estos tiempos de reconstrucción y recreación, los IV Círculos de encuentro Marisa Moresco, “Identidades emergentes. Acompañar en la cultura del cuidado y la responsabilidad”, abordaron la pregunta de cómo ser plenamente humanos acogiendo nuestra condición vulnerable y eligiendo el amparo, la bondad, el cuidado y la responsabilidad como modo de relacionarnos con nosotros mismos, con los demás, con la naturaleza y con Dios.
Seguimos necesitando de narrativas que ahonden en el significado que late tras lo vivido y sigan tejiendo nuevas creencias y certezas que sustenten la recreación de otros modos de ser, de pensar, sentir y celebrar, de apreciar la belleza y proyectarse en el futuro con esperanza, de vivir en armonía con el universo.
Somos vulnerables y nos necesitamos para sobrevivir, crecer y desplegarse, no solo como individuos, sino también para construir sociedades más justas, solidarias y ecológicas. Nos ponemos a la escucha de “la música del evangelio” (Fratelli Tutti 277) para nutrir y guiar esta travesía y aprender a acompañar nuestra común vulnerabilidad.
Retomar la presencialidad, en la celebración de estos IV Círculos de encuentro en marzo de 2022, fue un motivo de alegría. Habíamos pasado demasiado tiempo sin abrazos y sin encuentros “cara a cara”. Y, a la vez, bullía en nuestro corazón un agradecimiento profundo por haber acudido a la cita de dos ediciones online durante los años de la pandemia, en julio de 2020 y marzo de 2021.
El contexto de ayer y de hoy
Cuando comenzábamos a preparar los IV Círculos, allá por el verano del 2021, tras haber reflexionado en laincertidumbre que nos atrapó con las pandemias padecidas en todo el planeta, atisbábamos tiempos de reconstrucción para salir de la identidad de sobrevivientes1. Desde entonces nos hemos afanado por acompañarnos unos a otros para procesar lo acontecido, darnos la mano en esas nuevas periferias de existencia vividas y recomponer con responsabilidad y sumo cuidado nuestrasidentidades maltrechas.
Con el paso del tiempo caemos en la cuenta de que no resulta fácil pasar página. Lo acontecido ha marcado nuestras vidas más de lo que podemos imaginar, seamos o no conscientes de ello. Ha dejado al descubierto las numerosas y sangrantes fracturas sociales, económicas y políticas, entre ellas, la violencia y el maltrato en las diferentes realidades familiares, como reflexionábamos en los II Círculos de encuentro, en los que apostamos por reconocer también todas sus capacidades y fortalezas con las que contribuir a la transformación social desde lo cotidiano2.
En estas andábamos, cuando en febrero del 2022 estalló la guerra, aquí en nuestro suelo y latitud, cerca de casa… y con ella, se avivó la memoria de tantas guerras invisibilizadas. Nuestros cuerpos, de nuevo, se llenan de estupor. Las consecuencias nos cercan, nos involucran. El precio de la gasolina se dispara, la cesta de la compra se redobla. De verdad ¿es tiempo de reconstrucción o seguimos en la incertidumbre?
En las reflexiones finales de los III Círculos, “Acompañar en la [in]certidumbre: algunas pistas para el camino”, nos decíamos:
“La situación de [in]certidumbre es vivida de forma muy diversa. La conciencia de habersobrevivido tras un tsunami inesperado nos cambia la vida, las prioridades, las tareas a afrontar, todo. A punto denaufragar dependemos totalmente de otros. Si las circunstancias adversas con