: John Reed
: Diez días que sacudieron el mundo
: Nórdica Libros
: 9788419735072
: 1
: CHF 4.40
:
: Geschichte
: Spanish
: 150
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
John Reed periodista norteamericano que vivió como testigo de primera mano la Revolución Rusa de 1917, una de la más importantes para la humanidad junto a la francesa. Este libro se ha convertido en la crónica más auténtica sobre el movimiento revolucionario de estos días. La toma del poder de los bolcheviques, el día a día en las ciudades tomadas y la esperanza de millones de obreros por el nuevo orden que se estaban creando. «Si el inglés E.H. Carr ha sido el mejor historiador, a mucha distancia, de la revolución bolchevique, John Reed ha sido su mejor periodista». Manuel Vázquez Montalbán

John Reed (Portland, 1887 - Moscú, 1920). Fue testigo excepcional de los acontecimientos que cambiaron el rumbo de la historia en la primera mitad del siglo xx. Acompañó a Pancho Villa durante la revolución mexicana como corresponsal de guerra y viajó a lo largo de todo el frente oriental durante la Primera Guerra Mundial. En Petrogrado (hoy San Petersburgo) presenció el II Congreso de los Sóviets de Obreros, Soldados y Campesinos de toda Rusia, que coincidió con el inicio de la Revolución de Octubre. Al regresar a Estados Unidos, fundó el Partido Comunista de Estados Unidos. Fue acusado de espionaje, se vio obligado a escapar de su país y a refugiarse en la Unión Soviética, donde murió el 17 de octubre de 1920. Le enterraron en la Necrópolis de la Muralla del Kremlin, en Moscú, junto a los más notables líderes bolcheviques.

Este libro es un fragmento de intensa historia, tal como yo la veo. No pretende ser más que el relato detallado de la Revolución de Noviembre, cuando los bolcheviques, al frente de los trabajadores y soldados, tomaron el poder estatal ruso y lo pusieron en manos de los sóviets.

Naturalmente, trata en gran parte del «Petrogrado Rojo», la capital y el corazón de la insurrección. No obstante, el lector debe comprender que lo que ocurrió en Petrogrado se produjo casi por duplicado, con mayor o menor exactitud y a diferentes intervalos de tiempo, en toda Rusia.

En este libro, el primero de una serie que estoy escribiendo, me limitaré a hacer una crónica de los acontecimientos que observé y viví en persona, y de los avalados por pruebas fiables, precedida por dos capítulos que resumen los antecedentes y las causas de la Revolución de Noviembre. Soy consciente de que estos dos capítulos son de difícil lectura, pero resultan esenciales para entender lo que sigue.

Muchas preguntas asaltarán al lector. ¿Qué es el bolchevismo? ¿Qué clase de estructura gubernamental montaron los bolcheviques? Si los bolcheviques defendieron la Asamblea Constituyente antes de la Revolución de Noviembre, ¿por qué luego la derrocaron mediante las armas? Y si la burguesía se opuso a la Asamblea Constituyente hasta que el peligro del bolchevismo se hizo visible, ¿por qué la defendieron después?

Estas y muchas otras preguntas no pueden responderse aquí. En otro volumen,De Kornílov a Brest-Litovsk, trazo el curso de la revolución hasta, e incluyendo, la paz alemana. Allí explico el origen y las funciones de las organizaciones revolucionarias, la evolución del sentimiento popular, la disolución de la Asamblea Constituyente, la estructura del Estado soviético, y el transcurso y resultado de las negociaciones de Brest-Litovsk…

Al considerar el surgimiento de los bolcheviques, es necesario comprender que la vida económica rusa y el Ejército ruso eran el resultado lógico de un proceso que empezó allá por 1915. Los corruptos reaccionarios que controlaban la corte del zar se propusieron destruir Rusia con el fin de concertar una paz por separado con Alemania. La falta de armas en el frente, que había causado la gran retirada en el verano de 1915, la escasez de víveres en el Ejército y en las grandes ciudades, el colapso de las manufacturas y el transporte en 1916, todo ello, como sabemos ahora, formaba parte de una gigantesca campaña de sabotaje, que fue frenada a tiempo por la Revolución de Marzo.

Durante los primeros meses del nuevo régimen, a pesar del caos inherente a una gran revolución en la que ciento sesenta millones de personas, entre las más oprimidas del mundo, alcanzaron de pronto la libertad, tanto la situación interna como el poder combativo del Ejército, de hecho, mejoraron.

Pero la «luna de miel» fue corta. Las clases pudientes querían una mera revolución política, que quitaría el poder al zar y se lo daría a ellas. Querían que Rusia fuera una república constitucional, como Francia o Estados Unidos, o una monarquía constitucional, como Inglaterra. Las masas populares, por su parte, querían una verdadera democracia industrial y agraria.

William English Walling, en su libroEl mensaje de Rusia, un relato de la revolución de 1905, describe muy bien el estado de ánimo de los trabajadores rusos, que después apoyarían el bolchevismo casi unánimemente:

[Los trabajadores] Compren