Montserrat Corrius Coll
Empar García López
José Antonio Martínez Martínez
Hablar de absentismo escolar es referirnos a una problemática presente en nuestra sociedad, que se refleja y cuantifica, especialmente, en los centros educativos. A lo largo de los años persiste y preocupa, se analiza y se aborda, pero no siempre los resultados son satisfactorios para todas las partes implicadas.
El absentismo escolar —y su consecuencia directa, el abandono escolar prematuro— afecta no solo en el ámbito interno de las aulas de los centros educativos, sino, también en el ámbito social de la comunidad.
Absentismo se asimila a fracaso, porque la mayoría de las veces aquel deviene un absentismo crónico y, posteriormente, un abandono prematuro escolar, o lo que se suele entender por fracaso escolar. Pero, ¿fracaso de quién?:
- De los alumnos, que no han obtenido los logros previstos en la enseñanza básica, los estándares establecidos para que, al finalizar los estudios obligatorios, estén preparados para afrontar una vida profesional o seguir en la formación postobligatoria?
- De la sociedad, que no ha sabido encontrar las estrategias necesarias a fin de que todos los ciudadanos estén preparados para abordar una vida profesional cualificada o estudios superiores que le permitan seguir formándose a lo largo de la vida?
- Del sistema educativo, que no es capaz de dar respuesta a las diferentes necesidades de las realidades que integra la sociedad? (Mena et al., 2010).
Es preciso referirse al concepto de “fracaso escolar”, con el que no nos sentimos especialmente cómodos, entre otras cosas porque es discutible, al sugerir la idea de que el alumno ha fracasado, no ha aprovechado los años de escolarización, ni en lo concerniente al aprendizaje, ni en la socialización. Y ello no es cierto. La realidad no responde a esos conceptos, es mucho más compleja e influyen en ella también otros factores. Además, “fracaso” se asocia al alumno, no al docente, ni al aula, ni al centro, ni al sistema, ni a la sociedad. Y todos ellos están asociados e implicados en el éxito y en el fracaso de los alumnos.
En este capítulo, aunque no podemos eludir los diferentes elementos que intervienen en el abandono escolar, nos centraremos en los alumnos, en las aulas y en los centros educativos, sin dejar de lado la responsabilidad y la intervención de agentes exteriores, entre los cuales cabe considerar a las administraciones públicas.
2.1.IDENTIFICANDO EL ABANDONO EN EL CONTEXTO ESPAÑOL
Los especialistas definen elabsentismo escolar como la inasistencia injustificada a las aulas de un menor en edad de escolarización obligatoria; en España, se refiere a los niños y jóvenes entre 6 y 16 años. Para Cruz (2020), se produce una paradoja, dado que, a la vez que las referencias al absentismo han desaparecido de las estadísticas educativas oficiales, los centros educativos y los ámbitos de las administraciones educativas contabilizan un número significativo de alumnos que no asisten a los centros sin causa justificada.
El abandono escolar prematuro, según Early School Leavers – European Commission, constituye un obstáculo para el crecimiento económico y el empleo, ya que obstaculiza la productividad y la competitividad, y agudiza la pobreza y la exclusión social.
Tratar de absentismo es referirnos al síntoma más habitual del abandono escolar temprano (AET), que, según las últimas informaciones, ha descendido en la mayor parte de Europa (Figura 2.1). Los jóvenes abandonan la educación o la formación por motivos que en algunas ocasiones se podrían haber evitado.
En diferentes estudios, se observa que la transición en las diferentes etapas educativas —especialmente, al acabar la secundaria obligatoria y al inicio del Ciclo Formativo de Grado Medio— son momentos críticos para los alumnos susceptibles de abandonar prematuramente los estudios.
Sobre el contexto en que suele producirse el abandono escolar prematuro, Mena et al. (2010) sostienen que nueve de cada diez alumnos lo hacen debido a sus experiencias de repetición de curso. En un estudio que se llevó a cabo en cinco centros públicos de Cataluña acerca de la evolución de los alumnos con mayor riesgo de abandono escolar, Rué (2006) concluye que dichos elementos los podemos encontrar a lo largo de la escolarización, dado que las condiciones personales, sociales y de exigencia van variando en la evolución de la escolarización.
Figura 2.1.Abandono temprano de la educación/formación
Sin duda, absentismo escolar y abandono prematuro constituyen dos elementos interconectados (el primero es una de las causas aparentes más relevantes del segundo) que dificultan de manera destacada la consecución de los objetivos de equidad e inclusión del sistema educativo en el ámbito de los países de la OCDE y, especialmente, de España.
El elevado porcentaje de jóvenes que se apartan del sistema educativo sin haber obtenido el título de graduación en ES