1. El contagio emocional de los valores del maestro
Maestros somos incluso quienes no lo somos
Ciertos maestros imantan a los escenarios y mantienen atentos a sus alumnos y al público en general. Para eso hace falta vivir lo sabido transmitiéndolo con emocionada pasión intelectiva. En cierto modo, semejante disposición anímica por parte del maestro le convierte en un alumno, porque al decir lo dicho es dicho él mismo por lo que él mismo dice.
Esto no lleva a tal maestro (digomaestro, pero al decirlo digo maestro/maestra) a considerarse por encima de nadie, antes al contrario, le consagra como tributario de una obediencia a los valores que él mismo encarna y a los que se entrega, llevándole a percibirse a sí mismo como su servidor y su mediador, aceptando el diálogo y llamando aconvocatoria, voz conjunta de búsquedasconjuntas.Cada persona es directamente responsable de sus propios actos individuales, y al mismo tiempo corresponsable de los actos de los demás. Las personas se viven en cada una de las realizaciones de sus actos comomiembros de unacomunidad de personas que las excede en duración, contenido y margen de acción.
La persona particular no sólo es corresponsable en la colectiva como miembro de aquélla y como representante de un cargo, de una dignidad o de otro valor de posición dentro de la estructura social, sino que también lo es y en primer lugar comoindividuo personal y único distinto de cualquier otro.
Amor y odio son actos intencionales de una intensidad especial en los cuales se ensancha o estrecha el mundo de los valores, y esto se reconoce de manera muy especial en el maestro.
| El amor magisterial desempeña el papel de unexploradorque prepara para laaprehensiónde los valoreshaciendo abrir los ojos,que de otro modo hubieran permanecido cerrados. |
La autenticidad delamor sim-pático se manifiesta en la enseñanza en que, aun viendo el maestro los defectos propios y ajenos, ama pese a ellos y con esos defectos. El amor a los valores buscados no cesa, aunque no se encuentren en el mundo; junto a loamado-sabido surge otroamor-que-qu