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PRESENTACIÓN DEAMORIS LAETITIA
Y SÍNTESIS DE SU ENSEÑANZA
SALVADOR PIÉ-NINOT 1
El papa Francisco, poco después de ser elegido en 2013, propuso iniciar una consulta general –de forma abierta y libre– a toda la Iglesia sobre el tema de la familia, para que fuese la base de reflexión de dos Sínodos de los Obispos, ambos en octubre, uno extraordinario y más restringido en 2014 y otro ordinario y más amplio en 2015. Se respiraba así el espíritu conciliar con el que el papa Pablo VI creó novedosamente el Sínodo de los Obispos en el año 1965, como institución en la que participan representantes de los obispos de todo el mundo con el papa. Espíritu que el mismo papa Francisco recordó y conmemoró con renovada convicción precisamente en la conmemoración con motivo de los cincuenta años de la creación del Sínodo de los Obispos (17 de octubre de 2015), con un propositivo discurso centrado en la sinodalidad en la Iglesia, entendida como «caminar en común» –que esto significa «sínodo»–, en este caso de los obispos de todo el mundo con el obispo de Roma, el papa.
Además, este espíritu se constató con fuerza cuando, en la clausura del Sínodo de 2015, el mismo papa Francisco elogió a los 270 participantes por la imagen ofrecida hacia fuera de «una Iglesia que no usa módulos preconcebidos», como si de esta forma quisiese marcar un cambio de paso respecto al pasado. Y de hecho así fue, como se puede constatar en su fruto más maduro como es esta Exhortación apostólica pos-sinodal conocida por sus dos primeras palabras:Amoris laetitia(«La alegría del amor»). Nótese que «la alegría» de la cual se habla, ya presente en el título deEvangelii gaudium(EG) es fruto del Espíritu Santo, que surge de Cristo resucitado (cf. EG