: José Antonio Pagola Elorza
: El camino abierto por Jesús. Juan
: PPC Editorial
: 9788428825306
: 1
: CHF 7.60
:
: Religion/Theologie
: Spanish
: 272
: DRM
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Cuar o de una serie de cuatro libros, que recoge algunos de los muchos comentarios a los textos del Evangelio de Juan publicados por el autor. Está redactada con la finalidad de ayudar a entrar por la senda abierta por Jesús, centrando nuestra fe en el seguimiento a su persona. Un libro que nace de la voluntad de recuperar la Buena Noticia de Jesús para los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Obra de gran éxito y que se trabaja tanto personal como grupalmente.

José Antonio Pagola es uno de los principales autores en el ámbito de edición religiosa en habla española. Lleva muchos años dedicado casi en exclusiva a la figura de Jesús. Sus escritos e intervenciones animan la vida cristiana de centenares de personas. Autor de diversas obras de teología y pastoral, en PPC ha publicado Jesús, Aproximación Histórica (2013, 12ª ed.), Padre nuestro. Orar con el espíritu de Jesús (2012, 5ª ed.), Salmos para rezar desde la vida (2012, 9ª ed.), Id y curad. Evangelizar el mundo de la salud y la enfermedad (2012, 4ª ed.), El Camino abierto por Jesús. Mateo (2013, 5ª ed.), El Camino abierto por Jesús. Lucas (2013, 4ª ed.), El Camino abierto por Jesús. Juan (2013, 2ªed.), Fijos los ojos en Jesús (2013, 4ª ed.), Jesús y el dinero. Una lectura profética de la crisis (2013), Volver a Jesús (3ª ed., 2014) y Grupos de Jesús (2ª ed., 2014).

2

TESTIGO DE LA LUZ


 

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.

Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran:

–¿Tú quién eres?

Él confesó sin reservas:

–Yo no soy el Mesías.

Le preguntaron:

–Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías?

Él dijo:

–No lo soy.

–¿Eres tú el Profeta?

Respondió:

–No.

Y le dijeron:

–¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?

Él contestó:

–Yo soy «la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”» (como dijo el profeta Isaías).

Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:

–Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?

Juan les respondió:

–Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.

Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando(Juan 1,6-8.19-28).

TESTIGOS DE LA LUZ

Es curioso cómo presenta el cuarto evangelio la figura del Bautista. Es un «hombre», sin más calificativos ni precisiones. Nada se nos dice de su origen o condición social. Él mismo sabe que no es importante. No es el Mesías, no es Elías, ni siquiera es el Profeta que todos están esperando. Solo se ve a sí mismo como «la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino al Señor”». Sin embargo, Dios lo envía como «testigo de la luz», capaz de despertar la fe de todos. Una persona que puede contagiar luz y vida. ¿Qué es ser testigo de la luz?

El testigo es como Juan. No se da importancia. No busca ser original ni llamar la atención. No trata de impactar a nadie. Sencillamente vive su vida de manera convencida. Se le ve que Dios ilumina su vida. Lo irradia en su manera de vivir y de creer.

El testigo de la luz no habla mucho, pero es una voz. Vive algo inconfundible. Comunica lo que a él le hace vivir. No dice cosas sobre Dios, pero contagia «algo». No enseña doctrina religiosa, pero invita a creer. La vida del testigo atrae y despierta interés. No culpabiliza a nadie. No condena. Contagia confianza en Dios, libera de miedos. Abre siempre caminos. Es como el Bautista, «allana el camino al Señor».

El testigo se siente débil y limitado. Muchas veces comprueba que su fe no encuentra apoyo ni eco social. Incluso se ve rodeado de indiferencia o rechazo. Pero el testigo de Dios no juzga a nadie. No ve a los demás como adversarios que hay que combatir o convencer: Dios sabe cómo encontrarse con cada uno de sus hijos e hijas.

Se dice que el mundo actual se está convirtiendo en un «desierto», pero el testigo nos revela que algo sabe de Dios y del amor, algo sabe de la «fuente» y de cómo se calma la sed de felicidad que h