1 DE ENERO
¡Un nuevo comienzo!
Hemos de aprender a vivir cada día, cada hora, sí, cada minuto, como un nuevo comienzo, como una oportunidad única de hacerlo todo nuevo. Imagina que pudiéramos vivir cada momento como un momento repleto de vida nueva. Imagina que pudiéramos vivir cada día como un día lleno de promesas. Imagina que pudiéramos comenzar el nuevo año escuchando siempre una voz que nos dijera: «Tengo un regalo para ti, ¡y tengo muchas ganas de dártelo!». Imagina...
¿Es posible que nuestra imaginación pueda llevarnos a la verdad de nuestras vidas? ¡Claro que es posible! El problema es que dejamos que nuestro pasado, que cada año va haciéndose más largo, nos diga: «Lo sabes todo; lo has visto todo, sé realista; el futuro será tan solo una repetición del pasado. Trata de sobrevivir lo mejor que puedas». Hay muchos zorros astutos que se abalanzan sobre nosotros y nos susurran al oído la gran mentira: «No hay nada nuevo bajo el sol... no dejes que te engañen».
Cuando prestamos oídos a esos zorros, acaban por tener razón: nuestro año nuevo, nuestro nuevo día, nuestra nueva hora, se vuelven sosos, aburridos, apagados, sin nada nuevo. Entonces, ¿qué hacemos? En primer lugar, debemos enviar a los zorros al lugar al que pertenecen: a sus guaridas. Y luego debemos abrir nuestra mente y nuestro corazón a la voz que resuena en los valles de nuestra vida y dice: «Deja que te muestre dónde vivo entre mi pueblo. Me llamo “Dios con vosotros”. Secaré las lágrimas de tus ojos; y ya no habrá muerte, ni llanto, ni tristeza. El mundo del pasado ha pasado» (cf. Ap 21,3-5).
Aquí y ahora
2 DE ENERO
Afiánzate en el amor de Dios
Cuando Jesús se bautizó en el Jordán, oyó una voz procedente del cielo que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mt 3,17). Estas palabras revelaban la verdadera identidad de Jesús como el Amado. Jesús escuchó realmente aquella voz, y todos sus pensamientos, palabras y acciones salieron del profundo conocimiento de que era infinitamente amado por Dios. Jesús vivió su vida desde ese lugar de amor interior. A pesar de que los rechazos, celos, resentimientos y odios humanos le hirieron intensamente, siguió afianzado en el amor del Padre. Al final de su vida les dijo a sus discípulos: «Mirad, está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre» (Jn 16,32).
Ahora sé que las palabras que escuchó Jesús cuando se bautizaba son palabras dirigidas también a mí y a todos los que somos hermanos y hermanas de Jesús.
Más allá del espejo
3 DE ENERO
Tu corazón es el centro de tu ser
En el relato bíblico, nuestro corazón está en el centro de nuestro ser. No es un músculo, sino un símbolo de lo más íntimo de nuestro ser. Lo hermoso del corazón es que es el lugar donde somos más nosotros mismos. Es el mismo núcleo de nuestro yo, el centro espiritual de nuestro ser. La soledad y el silencio, por ejemplo, son maneras de llegar al corazón, porque el corazón es el lugar donde Dios nos habla, donde oímos la voz que nos llama amados. Es precisamente el lugar más íntimo. En aquella famosa narración, Elías estaba de pie frente a la cueva. Dios no estaba en la tormenta, ni en el fuego, ni en el terremoto; Dios estaba en el susurro (cf. 1 Re 19,11-12). Ese susurro... habla a nuestro corazón. La oración y la soledad son maneras de escuchar la voz que nos habla al corazón, en el centro de nuestro ser. Una de las cosas más sorprendentes es que, si entras cada vez más profundamente en eselugar, no solo te encontrarás con Dios, sino con el mundo entero.
Henri Nouwen, las claves de su pensamiento
4 DE ENERO
Eres el amado de Dios<