CUADRO I
La acción de desarrolla en la plaza de Fuenteovejuna.
(Están en escenaESTEBAN, el alcalde, y Cuadrado,REGIDORde Fuenteovejuna.)
ESTEBAN:Se acaban reservas, según parece,
que no se saque trigo del acopio1.
El año apunta mal, y el tiempo crece,
y es mejor que el sustento esté en depósito,
aunque lo contradicen más de trece.
REGIDOR:Yo siempre he sido, al fin, de este propósito,
en gobernar en paz esta república.
ESTEBAN:Hagamos de ello a Fernán Gómez súplica.
No se puede sufrir que estos astrólogos
en las cosas futuras ignorantes
nos quieran persuadir con largos prólogos
de sus augurios, cuando son farsantes
que, presumiendo de sabelotodos
y creyéndose ser muy importantes,
clima predigan unos meses antes.
¿Parecen sabios? Pues ¡son ignorantes!
¿Tienen ellos las nubes en su casa
y el proceder de las celestes luces?
¿Por dónde ven lo que en el cielo pasa,
para darnos con ello pesadumbres?
A la hora de sembrar nos ponen tasa;
pues que ellos nos den trigo, legumbres,
y cebada, pepinos y mostazas...
¡Que ellos son aquí los calabazas2!
(Llegan a la plaza el estudianteLEONELOyBARRILDO, hablando entre ellos.)
BARRILDO:¿Cómo os fue en Salamanca?
LEONELO:Es larga historia.
BARRILDO:¡Muy instruido seréis!
LEONELO:Ni aun un barbero.
Es, como digo, cosa muy notoria,
después que vemos tanto libro impreso,
pareciendo la imprenta una victoria,[Nota]
¡provoca más confusión por exceso!,
y aquel que de leer tiene más uso,
de ver letreros solo está confuso.
Mas muchos que opinión tuvieron grave,
por imprimir sus obras la perdieron;
tras esto, con el nombre del que sabe,
muchos sus ignorancias imprimieron.
Otros, en quien la baja envidia cabe,
sus locos desatinos3escribieron,
y con nombre de aquel que aborrecían,
impresos por el mundo los envían.
BARRILDO:No soy de esa opinión.
LEONELO:El ignorante
es justo que se vengue del letrado.
BARRILDO:Leonelo, la impresión es importante.
LEONELO:Sin ella muchos siglos se han pasado,
y no vemos que en este se levanten
ilustres pensadores y grandes sabios
relevantes como el santo Agustino4.
BARRILDO:Dejadlo y sentaos, que estáis mohíno.
(LleganJUAN ROJOy unLABRADOR, hablando entre ellos.)
JUAN ROJO:Hay pocos bienes y pocas cosechas
–a juzgar por lo que puede ver uno–,
no hay para una dote5ni en cuatro haciendas,
aunque en esto anda el pueblo muy confuso.
LABRADOR:¿Qué hay del comendador, si va de afrentas6?
JUAN ROJO:¿Cómo a Laurencia hacer lo que hizo pudo?
LABRADOR:¿Quién fue cual él tan bárbaro y lascivo?
Colgado le vea yo de aquel olivo.
(Llegan a la plaza elCOMENDADOR,ORTUÑOyFLORES.)
COMENDADOR:¡Dios guarde la buena gente!
Con ustedes quiero hablar.
Ya presto voy a empezar,
sin demora alguna. ¡Siéntense!
ALONSO:En pie estaremos muy bien.
COMENDADOR:¡Digo que se han de sentar!
ESTEBAN:De los buenos es honrar,
que no es posible que den
honra los que no la tienen.
COMENDADOR:Siéntense; hablaremos algo.
ESTEBAN:¿Vio su señoría