: Roberto Garcia Santiago
: La aventura de los Balbuena en el Imperio romano
: Ediciones SM
: 9788467596298
: Los Forasteros del Tiempo
: 1
: CHF 6.20
:
: Abenteuer, Spielgeschichten, Unterhaltung
: Spanish
: 248
: DRM
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
El autor y el ilustrador de Los Futbolísimos presentan un nuevo libro de la serie Los Forasteros del Tiempo. Ya sé que suena un poco raro, pero de un tiempo a esta parte no hago más que viajar en el tiempo a través de un agujero negro. Bueno, yo solo no, me acompañan mis hermanos, mi padre y unas vecinas. Esta vez hemos aparecido en el imperio romano, que es una época muy interesante y emocionante, y además hemos conocido a un montón de amigos nuevos; yo, incluso, me he convertido en gladiador y he luchado contra un león. Aunque en realidad lo que de verdad deseo es volver a casa con mi familia.

Roberto Santiago nació en Madrid en 1968. Estudió Imagen y Sonido en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid y Creación Literaria en la Escuela de Letras de Madrid. Ha sido guionista de televisión, redactor para agencias publicitarias de Madrid, realizador de vídeo clips y ha publicado varias novelas. Entre otras, la colección Los Futbolísimos, un fenómeno editorial que se ha convertido en una de las colecciones de literatura infantil más vendidas en nuestro país en los últimos años, y que ha sido traducida a varios idiomas. En 2018 Los Futbolísimos dieron el salto a la gran pantalla. Su primera novela, El ladrón de mentiras, fue finalista del Premio El Barco de Vapor. Y ganó el Premio Edebè de Literatura Infantil con Jon y la máquina del miedo. Ha escrito y dirigido, entre otras, las películas El penalti más largo del mundo (nominado al Goya al Mejor Guión), El club de los suicidas (basada en la novela de Robert Louis Stevenson), Al final del camino (rodada íntegramente en el camino de Santiago), la coproducción internacional El sueño de Iván (patrocinada por Unicef por su valores para la infancia), o la comedia de terror independiente La Cosecha (premio al mejor film en el Festival de Terror de Oregón). Su cortometraje Ruleta participó en la Sección Oficial del Festival de Cannes. Además, ha colaborado como director y guionista en varias series de televisión. En teatro ha escrito las adaptaciones de Ocho apellidos vascos y El otro lado de la cama (premio Telón al Autor Revelación). Así como los textos originales Share 38 (premio Enrique Llovet), Desnudas (accésit Premio Sgae), La felicidad de las mujeres, Topos, El lunar de Lady Chatterley, Adolescer 2055 o Los Futbolísimos, el musical.

Antes de continuar, será mejor que explique cómo he llegado hasta aquí.

Yo no vivo en la época del Imperio romano.

Ni voy al Circo Augusto todas las tardes, ni nada parecido.

En realidad, yo soy de un barrio de Madrid que se llama Moratalaz.

Lo que pasa es que...

Voy a decirlo directamente.

He viajado en el tiempo.

Ya sé que puede sonar un poco raro.

Pero es la verdad.

Yo mismo todavía no lo entiendo muy bien.

Fue un día en que estaba haciendo la compra con mi padre, mis hermanos y mis vecinas en el supermercado más grande del barrio, que se llama Dos Torres. Salíamos con unas bicicletas nuevas, recién compradas, y de pronto... ZAS.

Empezó una tormenta con rayos y truenos.

Todo ocurrió muy deprisa, y sin saber cómo, entramos en un agujero negro y caímos al vacío.

En pocos segundos aparecimos en Black Rock, un poblado del lejano Oeste, donde vivimos un montón de aventuras.

Poco después cayó otra tormenta y viajamos a un reino de la Edad Media, donde unos dragones casi acaban con nosotros.

Ya lo sé, es algo increíble que no tiene lógica. Pero es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

Todo esto que nos ha ocurrido de los viajes en el tiempo y el espacio está relacionado con las tormentas eléctricas y los rayos. Pero aún no sé muy bien cómo ni por qué.

El caso es que mi padre, mi hermano Santi, mi hermana Susana, mi vecina Mari Carmen, su hija María y yo mismo vamos dando saltos en el tiempo, apareciendo en distintos lugares y épocas.

Espero que tarde o temprano podamos volver a casa.

Echo de menos muchas cosas.

Hace unos días, intentando encontrar el camino de regreso, volvimos a meternos debajo de otra tormenta y... ZAS.

ZAS significa otro agujero negro.

Esta vez íbamos todos a caballo.

Bueno, todos menos mi hermana Susana, que iba subida en un avestruz. Ya sé que tampoco es una cosa muy normal que una niña vaya en un avestruz, pero es que nada de lo que nos ocurre últimamente es muy normal.

Íbamos los seis galopando, bajo el cielo negro cubierto de nubes, persiguiendo una tormenta, cuando de pronto cayó un rayo muy cerca.

Todo se iluminó.

El suelo desapareció bajo nuestros pies.

Entramos en una especie de vacío sin fondo.

Caímos.

Caímos.

Y caímos...

Hasta que de pronto...

Aparecimos en mitad de un valle enorme a plena luz del sol.

A nuestro alrededor solo se veía la tierra desértica y unas colinas.

–¿Dónde estamos? –preguntó Mari Carmen.

–Hummmmmmm –respondió mi padre, oteando el horizonte–. Yo diría que... a juzgar por el color del cielo... y por esta tierra tan seca... creo que... podríamos estar en cualquier sitio, la verdad.

María y yo estábamos subidos en un gran caballo blanco. Ella iba agarrada a mi cintura, y yo sujetaba las riendas con la mano.

Ahora que había aprendido a montar, me parecía lo mejor del mundo. Cuando volviera a Moratalaz, si es que regresábamos algún día, a lo mejor podría enseñar a mis compañeros del colegio. Aunque, bien pensado, en Moratalaz no hay muchos caballos precisamente.

–¿A qué época hemos viajado esta vez? –preguntó Susana, agarrada al cuello del avestruz.

–¡Mirad! –exclamó mi padre señalando un pájaro que volaba por encima de nuestras cabezas con las alas extendidas–. ¡Es precioso! ¡Qué alas tan grandes, y qué pico tan hermoso y tan rojo, y qué... qué... qué cerca está...!

En un abrir y cerrar de ojos, el pájaro se echó encima de mi