El 15 de enero, Ramiro Valdés fue nombrado jefe de la provincia de Las Villas. Para cumplir su misión escogió a un grupo de oficiales que estuvieron con él en la lucha en el centro del país y los distribuyó por municipios. A Enoel, como parte de esa unidad, le fue asignado Guayos. Su tarea era contribuir a la organización en lo militar y en lo civil-institucional. Allí permaneció dos meses, hasta que fue trasladado al escuadrón 32, en Cruces.
Por indicaciones del Comandante en Jefe Fidel Castro fue concebido el Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde (Dier), con el propósito de defender y preservar los intereses de la población. Unos meses más tarde, al ser designado Ramiro Valdés jefe de esta organización, Enoel regresa a La Habana.
Las transformaciones realizadas con la Revolución se sucedían unas tras otras. Para los guerrilleros triunfantes comenzaba una nueva fase, no siempre entendida por muchos integrantes del Ejército Rebelde. La mayoría de ellos procedían de las filas de la clase obrera y del campesinado. Su origen humilde les había impedido tener acceso a la educación y por consiguiente no sabían leer ni escribir. Surge así la idea de crear una escuela en Jaimanitas donde pudieran, simultáneamente, recibir instrucción y perfeccionar su entrenamiento militar.
Enoel se alista, había demostrado ser un guerrillero excelente. Si bien necesitaba formarse como oficial para las nuevas condiciones de la lucha, allí recibía clases todo el día y parte de la noche. En un primer momento le costó mucho trabajo el aprendizaje, hasta que le fue gustando, cooperó con los maestros y en pocos meses terminó el cuarto grado. Habían quedado atrás los días de la guerrilla, de vivir a la intemperie, de hostigar al enemigo; la lucha ahora era diferente y para ganarla se necesitaba otro tipo de preparación.
Como parte de la etapa organizativa, se planteó la necesidad de hacer una depuración en las tropas.De esta forma se ratificarían los grados a quienes los habían alcanzado dignamente como combatientes de las fuerzas revolucionarias y, por otra parte, permitiría desenmascarar a los que se incorporaron en las batallas finales o en los primeros días del triunfo y ostentaban grados que no habían ganado en ninguna batalla o no se correspondían con su actuación en la lucha. Algunos de los oficiales se opusieron, sobre todo los integrantes de las filas del Segundo Frente Nacional del Escambray. Para Enoel fue un paso más en su reafirmación como combatiente revolucionario.
Durante ese proceso, el Comandante Juan Almeida Bosque se presentó en Jaimanitas. Nos llamaban uno a uno, buscaban el nombre en una lista y confirmaban que estuviéramos allí como oficiales. Cuando yo entré, Almeida dijo: Enoel Salas, ¡ah, sí!, el Rubio de Cabaiguán.
Recuerdo también que en la espera para ser llamado estaba el Caballo de Mayaguara, quien se había quitado ya los grados de primer teniente porque decía que en realidad nad