: Neysi Cordero Plata, Lourdes Sánchez González, María Cerelda Moreno Martínez
: Bajo la piel de un hombre
: RUTH
: 9789592244511
: 1
: CHF 7.00
:
: Regional- und Ländergeschichte
: Spanish
: 175
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Bajo la piel de un hombre aborda la vida de Enoel Salas Santos, combatiente de la lucha clandestina y el Ejército Rebelde, y agente de los Órganos de la Seguridad del Estado, infiltrado en las filas enemigas desde 1961 hasta 1985. El texto aporta numerosos testimonios inéditos, además de elementos históricos y biográficos enriquecedores de la información hasta ahora disponible. Por primera vez se revela que la guerrilla de Enoel Salas antecedió al establecimiento de otros frentes en el Escambray. Y esto le confiere un valor adicional. Para quienes intervinieron en aquellas hazañas. Para aquellos privilegiados de protagonizar otras en la actualidad. Para todos, es este libro.

Neysis Cordero Plata (Placetas, Villa Clara, 1969). Investigadora de la Dirección Municipal de Cultura, Placetas. Licenciada en Estudios Socioculturales. Máster en Desarrollo Comunitario, Universidad Central de Las Villas. Ha publicado trabajos en revistas y otros medios especializados nacionales e internacionales y recibió varios reconocimientos del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, por la fundamentación de propuestas al Premio Memoria Viva; Lourdes Sánchez González (Placetas, Villa Clara, 1968). Investigadora de la Dirección Municipal de Cultura, Placetas. Licenciada en Letras. Máster en Desarrollo Comunitario, Universidad Central de Las Villas. Ha realizado numerosas investigaciones y publicado artículos en revistas especializadas, nacionales e internacionales; María Cerelda Moreno Martínez (Camajuaní, Villa Clara, 1950). Licenciada en Educación en Historia y Ciencias Sociales. Actualmente es jubilada del sector de la Cultura reincorporada a la labor pedagógica en Placetas. En el año 2008 recibió el Premio Provincial de Cultura Comunitaria, en la categoría de Personalidad.

¡Traición!
eso nunca


La decisión. Nace un agente


Transcurrían los primeros días de la Revolución. Cuba se proyectaba definitivamente hacia su verdadera independencia. Pero la guerra no había terminado, a partir de este momento se librarían otras batallas en el orden socioeconómico, político y de las relaciones internacionales. La Revolución Cubana había causado conmoción en el mundo entero.

  Para iniciar la difícil etapa de tránsito, el Che recibió la orden del Comandante en Jefe Fidel Castro de ocupar el campamento militar en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña. El viernes 2 de enero partió desde Santa Clara con sus tropas y llegaron a la fortificación a las cuatro de la madrugada. En ese lugar permanecieron hasta el día 8 en que se produjo la entrada de Fidel a La Habana con el resto del Ejército Rebelde.

El 15 de enero, Ramiro Valdés fue nombrado jefe de la provincia de Las Villas. Para cumplir su misión escogió a un grupo de oficiales que estuvieron con él en la lucha en el centro del país y los distribuyó por municipios. A Enoel, como parte de esa unidad, le fue asignado Guayos. Su tarea era contribuir a la organización en lo militar y en lo civil-institucional. Allí permaneció dos meses, hasta que fue trasladado al escuadrón 32, en Cruces.

Por indicaciones del Comandante en Jefe Fidel Castro fue concebido el Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde (Dier), con el propósito de defender y preservar los intereses de la población. Unos meses más tarde, al ser designado Ramiro Valdés jefe de esta organización, Enoel regresa a La Habana.

Las transformaciones realizadas con la Revolución se sucedían unas tras otras. Para los guerrilleros triunfantes comenzaba una nueva fase, no siempre entendida por muchos integrantes del Ejército Rebelde. La mayoría de ellos procedían de las filas de la clase obrera y del campesinado. Su origen humilde les había impedido tener acceso a la educación y por consiguiente no sabían leer ni escribir. Surge así la idea de crear una escuela en Jaimanitas donde pudieran, simultáneamente, recibir instrucción y perfeccionar su entrenamiento militar.

Enoel se alista, había demostrado ser un guerrillero excelente. Si bien necesitaba formarse como oficial para las nuevas condiciones de la lucha, allí recibía clases todo el día y parte de la noche. En un primer momento le costó mucho trabajo el aprendizaje, hasta que le fue gustando, cooperó con los maestros y en pocos meses terminó el cuarto grado. Habían quedado atrás los días de la guerrilla, de vivir a la intemperie, de hostigar al enemigo; la lucha ahora era diferente y para ganarla se necesitaba otro tipo de preparación.

Como parte de la etapa organizativa, se planteó la necesidad de hacer una depuración en las tropas.De esta forma se ratificarían los grados a quienes los habían alcanzado dignamente como combatientes de las fuerzas revolucionarias y, por otra parte, permitiría desenmascarar a los que se incorporaron en las batallas finales o en los primeros días del triunfo y ostentaban grados que no habían ganado en ninguna batalla o no se correspondían con su actuación en la lucha. Algunos de los oficiales se opusieron, sobre todo los integrantes de las filas del Segundo Frente Nacional del Escambray. Para Enoel fue un paso más en su reafirmación como combatiente revolucionario.

Durante ese proceso, el Comandante Juan Almeida Bosque se presentó en Jaimanitas. Nos llamaban uno a uno, buscaban el nombre en una lista y confirmaban que estuviéramos allí como oficiales. Cuando yo entré, Almeida dijo: Enoel Salas, ¡ah, sí!, el Rubio de Cabaiguán.

Recuerdo también que en la espera para ser llamado estaba el Caballo de Mayaguara, quien se había quitado ya los grados de primer teniente porque decía que en realidad nad