: Blake Pierce
: Una Vez Enterrado (Un Misterio de Riley Paige-Libro 11)
: Lukeman Literary Management Ltd.
: 9781640298620
: 1
: CHF 5.70
:
: Krimis, Thriller, Spionage
: Spanish
: 250
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
'¡Una obra maestra del género de thriller y misterio! El autor hizo un trabajo magnífico desarrollando a los personajes psicológicamente, tanto así que sientes que estás en sus mentes, vives sus temores y aclamas sus éxitos. La trama es muy inteligente y te mantendrá entretenido durante todo el libro. Este libro te mantendrá pasando páginas hasta bien entrada la noche debido a sus giros inesperados'. --Opiniones de libros y películas, Roberto Mattos (Una vez desaparecido)   UNA VEZ ENTERRADO es el libro #11 de la serie exitosa de misterio de Riley Paige, que comienza con UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1), ¡una descarga gratuita con más de 1.000 opiniones de cinco estrellas!   Un asesino en serie está cobrando las vidas de muchas víctimas a diestra y siniestra, y en cada escena del crimen deja una firma inusual: un reloj de arena.   Su arena está diseñada para caer durante 24 horas. Aparece una nueva víctima cada vez que el reloj se vacía.   En medio de la presión intensa de los medios de comunicación, y en una carrera frenética contra el tiempo, la agente especial del FBI Riley Paige es convocada, junto con su nueva compañera, para resolver el caso. Riley está totalmente ocupada, ya que se encuentra recuperándose de las secuelas de su relación con Shane, tratando de ordenar su vida familiar y ayudando a Bill a sobrellevar su TEPT. Y cuando entra en los canales más oscuros de la mente de este asesino retorcido, se da cuenta de que quizá este sea el caso que finalmente logre quebrantarla.   Un thriller psicológico oscuro con suspenso emocionante, UNA VEZ ENTERRADO es el libro #11 de una nueva serie fascinante, con un nuevo personaje querido, que te dejará pasando páginas hasta bien entrada la noche.   El Libro #12 de la serie de Riley Paige estará disponible pronto.

Blake Pierce es el autor número uno en ventas de USA Today, con su serie de misterio RILEY PAGE, que incluye diecisiete libros hasta el momento. Blake Pierce es también el autor de la serie de misterio MACKENZIE WHITE, que comprende catorce libros hasta el momento; de la serie de misterio AVERY BLACK, que comprende seis libros; de la serie de misterio KERI LOCKE, compuesta por cinco libros; de la serie de misterio MAKING OF RILEY PAIGE, que consta de cinco libros hasta el momento; de la serie de misterio KATE WISE, que comprende siete libros hasta el momento; de la serie de suspense psicológico CHLOE FINE, que consta de seis libros hasta el momento; de la serie de suspense psicológico JESSIE HUNT, que consta de trece libros hasta el momento; de la serie de suspense psicológico AU PAIR, que consta de tres libros hasta el momento; de la serie de misterio ZOE PRIME, que consta de seis libros hasta el momento; de la serie de misterio ADELE SHARP, que consta de siete libros hasta el momento; y de la nueva serie de misterio ELLA DARK. Lector ávido y fanático de los géneros de misterio y suspense, a Blake le encantará saber de ti, así que no dudes en visitar www.blakepierceauthor.com para obtener más información y mantener el contacto.

 

CAPÍTULO DOS


 

Bill sintió un cosquilleo de preocupación mientras conducía a Riley hacia el rango objetivo de la Marina.

“¿Estoy preparado para esto?”, se preguntó.

Parecía una pregunta estúpida. Después de todo, solo eran ejercicios de tiro al blanco.

Pero no eran ejercicios de tiro al blanco comunes y corrientes.

Al igual que él, Riley llevaba un uniforme de camuflaje y un rifle M16-A4 cargado con munición real.

Pero a diferencia de Bill, Riley no tenía ni la menor idea de lo que estaban a punto de hacer.

“Quisiera que me dijeras de qué trata todo esto”, dijo Riley.

“Será una nueva experiencia para ambos”, dijo.

Nunca había probado este tipo de ejercicios de tiro al blanco antes. Pero Mike Nevins, el psiquiatra que lo había estado ayudando con su trastorno de estrés postraumático, le había recomendado que lo intentara.

“Será una buena terapia”, le había dicho Mike.

Bill esperaba que Mike tuviera razón. Y esperaba que intentarlo con Riley calmara sus nervios un poco.

Bill y Riley se posicionaron uno al lado del otro entre postes de madera verticales, frente a una zona pavimentada. En el pavimento había barreras verticales marcadas con agujeros de bala. Hace unos momentos, Bill había hablado con un hombre en la cabina de control y ya todo debería estar listo.

Ahora hablaba con ese mismo tipo a través de un pequeño micrófono delante de sus labios.

“Blancos aleatorios. Adelante”.

De repente, figuras humanas aparecieron desde detrás de las barreras, todas ellas moviéndose en la zona pavimentada. Llevaban los uniformes de combatientes ISIS y parecían estar armadas.

“¡Hostiles!”, le gritó Bill a Riley. “¡Dispara! ¡Dispara!”.

Riley estaba demasiado sobresaltada como para disparar, pero Bill disparó y no conectó. Luego disparó otro tiro que alcanzó una de las figuras. La figura se inclinó por completo y dejó de moverse. Las otras figuras se volvieron para evitar los disparos, algunas de ellas se movieron más rápido, otras se ocultaron detrás de las barreras.

Riley dijo: “¿Qué demonios?”.

Todavía no había disparado.

Bill se echó a reír.

“Alto”, dijo en el micrófono.

De repente, todas las figuras dejaron de moverse.

“¿Le dispararemos a gente falsa sobre ruedas?”, le preguntó Riley con una risita.

Bill explicó: “Son robots autónomos, montados en scooters Segway. Ese tipo con el que hablé en la cabina hace un minuto está ingresando comandos. Pero él no controla todos sus movimientos. De hecho, en realidad no los controla en absoluto. Ellos ‘saben’ lo que tienen que hacer. Tienen escáneres láser y algoritmos de navegación para que puedan evitar chocarse entre sí y chocar las barreras”.

Los ojos de Riley se abrieron de asombro.

“Sí”, dijo Bill. “Y saben qué hacer cuando comienzan los disparos: correr, ocultarse, o ambas cosas”.

“¿Quieres intentarlo de nuevo?”, preguntó Bill.

Riley asintió, viéndose entusiasmada.

Una vez más, Bill dijo en el micrófono: “Blancos aleatorios. Adelante”.

Las figuras comenzaron a moverse como antes, y Riley y Bill dispararon. Bill alcanzó uno de los robots, y Riley también. Ambos robots se detuvieron y se inclinaron. Los otros robots se dispersaron, algunos deslizándose caprichosamente, otros escondiéndose detrás de las barreras.

Riley y Bill siguieron disparando, pero disparar se estaba haciendo cada vez más difícil. Los robots que seguían moviéndose lo estaban haciendo en patrones impredecibles a velocidades variables. Los que se habían ocultado detrás de las barreras se asomaban cada cierto tiempo, provocando a Riley y Bill para que les dispararan. Era imposible saber de qué lado de la barrera podrían aparecer. Luego volvían a andar por la intemperie o se ocultaban de nuevo.

A pesar de todo este caos aparente, solo tomó medio minuto para que Riley y Bill acabaran con los ocho robots. Todos estaban inclina