PRIMERA PARTE
I. “No Voy A Renunciar. Pagaré Con Mi Vida La Libertad Del Pueblo”.
Martes 11 de septiembre: 9:20 horas.
Es la vibrante palabra del Presidente Allende, a través de las ondas de Radio Magallanes –última en transmitir—. —prosigue—, “Posiblemente es la última vez que escuchen mi voz; tengo la certeza que mi sacrificio no será en vano”.
Minutos antes, Allende se asomó al balcón de su despacho, en la Moneda, y mirando al grupo de partidarios que empezaban a reunirse; levantó una mano saludándolos.
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Desde las siete de la mañana, (en el Puerto de Valparaíso a las 5:30 horas); comienza el operativo militar, sincronizado a lo largo y ancho del país. Las Fuerzas Armadas, primero, y luego, el Cuerpo de Carabineros, con todo el material de fuego: armas cortas y pesadas; ametralladoras, cañones, bazucas, morteros, tanquetas y tanques de Guerra; controlan los lugares estratégicos, las vías de camino, arterias importantes de ciudades; lugares de acceso a las poblaciones marginales y centros fabriles. Frente al hormigón de los puertos, las Naves de Guerra, muestran sus baterías, amenazantes.
¡El Día “D” del plan estratégico fascista desde Arica a Punta Arenas!
A las 8:30, irrumpe una marcha militar en los programas de la radio reaccionaria “Agricultura”; instantes después un locutor, anuncia: “¡Esta es la cadena de las Fuerzas Armadas y de Carabineros de Chile…!”
“Teniendo presente –continúa—, la gravísima crisis social y moral que atraviesa el país; las Fuerzas Armadas y de Carabineros, deciden: que el Presidente de la República, debe proceder a la inmediata entrega de su cargo, a las Instituciones Armadas”. Las radios golpistas: “Minería”, “Balmaceda” y “Santiago”, se unirán integrando la “Red Democrática.
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Allende, en su residencia de Tomás Moro, es informado telefónicamente a tempranas horas, por un oficial leal de Carabineros de Valparaíso: que la situación en el Puerto era “anormal”. La Escuadra Naval que, en la tarde del lunes pusiera proa al mar, para junto a los Barcos de la Marina Norteamericana, en visita “de Amistad”, hacer maniobras de ejercicio, en la “Operación Unitas”; —hecho, visto por miles de porteños, y abundantemente publicitado en los medios informativos derechistas—; regresaba pocas horas después de su partida. Se sumaba al inusual acto (por primera vez en la Marina, desde la firma del convenio con EE. UU.); la movilización de Infantería.
El Mandatario, se trasladó al Palacio de La Moneda. Por teléfono, hace un llamado a las FF. AA., que “deben cumplir con su deber”.