Dígase que el autor deParadiso (1966), el gran poeta cubano José Lezama Lima (1910-1976) fue un narrador esencial, que no sólo se expresó por esa vía genérica con dos novelas (la segunda, inconclusa,Oppiano Licario, 1978, edición póstuma) y cinco cuentos. A lo largo de su obra en verso y prosa, se hallan otros varios textos narrativos, que poseen valorper se, autónomos, y que agrupo en este libro donde, por vez primera, aparece la cuentística lezamiana en su esplendor no parcial. Este volumen es el resultado de la unión de seis cuentos clásicos, once textos a modo de poemas en prosa incluidos enLa fijeza con valores narrativos, y otro más deAventuras sigilosas, un capítulo formado por cuatro cuentos autónomos dentro de su extraordinaria novelaParadiso, y tres crónicas-relatos deTratados en La Habana yAnalecta del reloj. El osado conjunto muestra la capacidad del poeta para narrar más allá de sus dos novelas esenciales, y señala la originalidad de superar con creces las ediciones de cinco cuentos típicos que Lezama Lima mismo definiera como propios de tal género literario.
Se han publicado muchas veces en un solo volumen los cuentos «Fugados», «El patio morado», «Juego de las decapitaciones», «Cangrejos, golondrinas» y «Para un final presto». Una selección estricta puede sumar el «Cuento» (enFascinación de la memoria, 1993) rescatado años después de las ediciones básicas de los otros cuentos.1 Además, Lezama Lima dejó«dispersos» en sus obras ensayísticas y líricas otros textos que bien podrían ser tomados en cuenta en el ámbito de sus narraciones. Cuando en 1987 se editaron en La Habana losCuentos, en la nota de la Editorial (Letras Cubanas) «Al lector» se dice:
Se excluyen los textos que Lezama clasificó de otro modo por el propio hecho de colocarlos en sus libros de poesía o ensayo: los casos, por ejemplo, de «Noche dichosa», «Invocación para desorejarse» y «Cuento del tonel», entre otras prosas deLa fijeza, o páginas tan curiosas como «La mayor fineza» deTratados en La Habana.
Pero allí también se afirma que el propio Lezama Lima «mostraba una significativa despreocupación por el destino de su narrativa corta». Y es extraño que ninguno de sus múltiples críticos, analistas, incluso adoradores de sus obras, no hayan realizado la tarea esencial de agrupar esas narrativas breves (quizás por extremo respeto a la organización dada por el propio Lezama sobre su obra), siempre dejando «bajo sospecha» otras que no agrego aquí.
EnTratados en La Habana, la descripción de un cuadro o la evocación de un cuento deLas mil y una noches, son sorprendentemente narrativos, si se les toma en su autonomía, sin otra recomendación de lectura. Es el caso de «La noche 78», y ocurre lo mismo con«Carnaval del rubio Glucinio» deAnalecta del reloj. Quizás podría funcionar como relato el ensayo dialogado «X y XX», deAnalecta del reloj. Las ochenta y cinco «Sucesivas o las coordenadas habaneras», enTratados en La Habana, pasan de la crónica y viñeta al relato sutil, al ensayo muy breve y al apunte costumbrista. Algunos poemas en versos podrían tener valores narrativos («El coche musical», «Rapsodia para el mulo», algunos otros deLa fijeza y hasta el propio «Muerte de Narciso»), de modo que para no ser arbitrario, solo selecciono aquellos textos donde con más claridad Lezamanarra, con personajes en desarrollo, por breve que sea el contenido en prosa. Algunos otras obras lezamianas en versos pueden contener rasgos de epicidad, aunque su intención sea lírica. No hay una frontera bien definida entre esos escritos, entre su valor lírico y sus connotaciones narrativas. Creo que el mejor ejemplo de frontera indefinida entre poema y relato, se halla enEnemigo rumor, donde «Cuerpo, caballos» (partes I y II), poema en versículos, bien podría figurar en esta selección. Respetemos su impulso e interés lírico central.
Lezama fue un gran creador de neologismos, palabras inexistentes en el idioma pero que gozan de valor dentro de cada relato, o de raros términos por los que sentía placer, entre los que hallamos: colmación, clareadora, enlunados, marmolizó (verbo marmolizar), clamante, baritonal, comúnicas, bucolista, indiferenciarse, pitagorizados, laboratorismo, indiferenciarse, incesancia, tibiedad, fluxes (plural del traje llamado flux), xántico, circulizada, relaxo, vecinería, ocultadizo, creatiz (quizás errata por creatriz), taponesas(¿japonesas?), inencontrado, yerbazales (po