: Andrew Michael Hurley, Sarah Perry, Mark Haddon, Kamila Shamsie, Stuart Evers, Kate Clanchy, Jeanett
: Ocho fantasmas ingleses
: Ediciones Siruela
: 9788417996338
: Nuevos Tiempos
: 1
: CHF 8.90
:
: Erzählende Literatur
: Spanish
: 216
: DRM
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Ocho destacados escritores contemporáneos reinterpretan las clásicas historias de fantasmas en esta inquietante colección de relatos ambientados en las localizaciones más misteriosas de las islas británicas. Inglaterra es por excelencia la tierra de las apariciones y los lugares encantados. Para este libro, ocho prominentes novelistas británicos tuvieron la oportunidad de elegir un edificio perteneciente al English Heritage -una institución pública que protege y promueve el patrimonio histórico inglés- y permanecer en él después del horario de visita habitual. Inmersos en la historia, la atmósfera y las leyendas sobre esos emplazamientos, canalizaron la parte más oscura de su fantasía para crear las extraordinarias historias de fantasmas contemporáneas recogidas en este volumen. La mansión jacobea de Audley, el fuerte romano de Housesteads, los castillos de Dover, Kenilworth, Pendennis y Carlisle, el palacio de Eltham y un búnker de la Guerra Fría situado en York. Entre los muros de estos famosos lugares encantados, cada autor encontró la inspiración necesaria para reinterpretar a su manera las clásicas ghost stories, que llevan aterrorizando desde hace generaciones a cuantos lectores se acercan a ellas.

Sarah Perry (Essex, 1979) es doctora en Escritura Creativa por la Royal Holloway de la Universidad de Londres, y ha sido escritora residente de la Gladstone's Library y de la Ciudad de la Literatura en Praga. Su primera novela, After me comes the flood (2014), recibió numerosos premios, pero ha sido La serpiente de Essex, ganadora del British Book Award 2016 y que se traducirá a más de quince idiomas, la que la ha situado como una de las jóvenes autoras británicas más destacadas de la actualidad.

Entre estas cuatro paredes

De cómo los castillos, abadías
y casas de Inglaterra inspiraron
las historias de fantasmas

Las ruinas de Minster Lovell Hall —una elegante casa señorial del sigloXV en Oxfordshire— se hallan en una localización prometedora para los entusiastas de los fantasmas, entre el cementerio de la iglesia de St. Kenelm y un tramo solitario del río Windrush. El panel informativo del English Heritage anuncia que el lugar está abierto a «cualquier hora razonable del día», algo que probablemente no incluya el anochecer en un día de lluvia intensa. Y sin embargo esas fueron las condiciones en las que me planté solo delante de la casa, pensando en el rumor sobre el descubrimiento de un esqueleto en el sótano en 1718; supuestamente, se trataba del cuerpo de Francis Lovell, que se había escondido ahí después de la batalla de Stoke en 1487, al final de la guerra de las Rosas, y había muerto de hambre.2 A mi alrededor todo eran sonidos, algunos explicables (el arrullo de las palomas posadas en las ruinas de la torre, el rumor del Windrush), otros no tanto. De repente, noté una forma grande y gris sobre mi cabeza. Miré hacia arriba y vi un pájaro —una garza real, creo— deslizándose para aterrizar en el estanque contiguo.

Si hubiese echado a correr sin levantar la vista, habría tenido una historia de fantasmas que contar. Mientras caminaba de vuelta a la casa en la que me alojaba, fui pensando en inventarme una de todos modos, solo para comprobar el efecto de decirle a mi anfitriona: «Acabo de ver un fantasma en Minster Lovell Hall...». La mentira me habría parecido justificada por su valor lúdico, y es posible que me olvidase de que estaba mintiendo nada más empezar a relatar la historia. Si la hubiese contado lo bastante bien, mi anfitriona la habría ido repitiendo por ahí. Quizá ella a su vez la hubiese adornado, consciente o inconscientemente, y todas esas ocasiones en las que se hubiese vuelto a contar habrían sido un homenaje a la fascinación que despiertan las ruinas de Minster Lovell.

La difusión de mi cuento habría sido bastante folclórica, por el hecho de haberse comunicado de boca en boca, sin una excesiva meticulosidad respecto a los hechos. Desde finales del sigloXVIII, hemos mantenido nuestras obras de ficción y de no ficción en estantes separados. Sin embargo, una historia de fantasmas siempre debería parecer que es de no ficción o «verídica», por usar el término preferido entre los investigadores victorianos tardíos de la Society for Physical Research.

Es frecuente que se insista desde su principio en la veracidad de un cuento. He aquí el título de la que se ha calificado, por su tono forense, como la primera historia de fantasmas moderna:A true Relation of the Apparition of one Mrs Veal the next day after her death to one Mrs Bargrave, at Canterbury, the eight of September, 1705 («Una narración veraz de la aparición de una tal señora Veal al día siguiente de su muerte a una tal señora Bargrave, en Canterbury, el 8 de septiembre de 1705»). La historia, de Daniel Defoe, comienza así:

 

Lo que viene a continuación es algo tan extraño en todas sus circunstancias, y lo sé de tan buena tinta, que ni mi lectura ni mis conversaciones me han aportado nada igual. Habrá de agradar al inquisidor más ingenioso y serio. La señora Bargrave es la persona a la que se apareció la señora Veal tras su muerte. Es mi amiga íntima, y puedo dar fe de su reputación durante los quince o dieciséis años pasados...

 

Esta presentación de credenciales se convertiría en un mecanismo familiar que utiliza ya Oscar Wilde en su parodiaEl fantasma de Canterville (1887). En palabras de lord Canterville: «Me siento en la obligación de contarle, señor Otis, que al fantasma lo han visto varios miembros vivos de mi familia, así como el rector de la parroquia, el reverendo Augustus Dampier, que es miembro del King’s College de Cambridge».