INTRODUCCIÓN
Desde el primer momento en que empezamos a entrenar a jugadores jóvenes (fue de manera conjunta en el equipo juvenil de los H. H. Maristas, en 1991 en Toledo) nos preguntamos cómo podríamos enseñar las tareas que queríamos que aprendieran de una manera eficaz y sobre todo amena, pues éramos conscientes como jugadores de que si uno no se divierte es muy difícil que progrese. Fue a partir de entonces cuando ya empezaron a llamar nuestra atención los procesos de enseñanza-aprendizaje de las tareas motrices y la íntima relación que el aspecto motor tiene con el psicológico para conseguir una bue