Capítulo 1. El Mayor Descubrimiento de la Humanidad
Si se para uno a mirar a su alrededor, y pensar cómo vivían sus padres cuando tenían su edad, se puede comprender que se ha dado un gran paso en cuanto a avances tecnológicos se refiere. Ellos, hace 40 años, desconocían por completo la telefonía móvil, y los términos Facebook, Twitter o WhatsApp tan comunes en la actualidad, y que por aquel entonces eran impensables.
Pero si pensamos en los padres de nuestros padres, hace ya 80 años, los cambios son aún mayores comparados con cualquiera de nuestros días, en el que amanecemos con el despertador del móvil, donde podemos revisar si hemos recibido mensajes de cualquier parte del mundo, ver la predicción del tiempo para hoy; igualmente la televisión de plasma puede amenizarnos el desayuno, y de camino al trabajo o a la escuela podemos ir revisando los mensajes en la BlackBerry o escuchando el último concierto del ídolo del momento en el iPod.
Estamos tan acostumbrados a la tecnología y a su avance, que se hace difícil comprender el concepto de civilización sin ella. De hecho, precisamente uno de los ejes por los que se define el primer mundo es por el acceso a la tecnología y a los avances que proporciona en los distintos campos como en la medicina.
Los países en vías de desarrollo son aquellos que poco a poco van incrementando su uso tecnológico, además de ir incorporando infraestructura, como pavimentación, autopistas, pero también tendido eléctrico que ilumine las calles o permita el control del tráfico mediante semáforos.
Pero para los del tercer mundo o los países subdesarrollados, todo esto le es tan lejano, como al padre de nuestro padre, cuando éste era joven.
Han sido tantos cambios en tan poco tiempo, y somos tan diferentes a lo que habíamos venido siendo que algunos científicos incluso han llegado a proponer que encontramos ante un nuevo paso evolutivo de la especia humana, ante el homo tecnológico, dejando así definitivamente atrás al homo sapiens, el cual surgió hace ya miles de años.
Han sido muchos los avances que la presente civilización ha ido experimentando a lo largo de su historia hasta llegar al desarrollo actual donde vemos como normal, avances que hace sólo un siglo se consideraba como excepcional, como la electricidad, que ilumina cada espacio de nuestras ciudades, ya sea con los carteles luminosos publicitarios, los semáforos o las farolas públicas; o el uso masivo de Internet y de la comunicación a distancia, a través de tabletas u otros dispositivos móviles, pudiendo en la actualidad utilizar trenes en Japón que se deslizan por el aire soportados por grandes campos magnéticos o subirnos en el famoso tren bala de China, que atraviesa la meseta de Yunnan-Guizhou, a una media de doscientos cincuenta kilómetros a la hora, lo que le permite reducir casi a la mitad el tiempo que antes se invertía en este recorrido.
Inventos que forman parte de nuestra cotidianidad, pero que apenas hace unas décadas era impensable, un avance que parece ser cada vez más acelerado, produciéndose en un año, lo que antes llevaba décadas, y que permite que los sueños sean cada vez más alcanzables, y que incluso tengamos fecha para la colonización de nuevos planetas, al menos así lo afirman desde a N.A.S.A., quienes ya están seleccionando y preparando a los que serán lo