El viaje empezó bien. Condujo por las calles de la ciudad y luego por la autopista— algo simple de realizar. El día estaba caluroso y el aire acondicionado del Corolla roto, pero el viento natural —cuatro ventanas abiertas a 96 km/h— ayudaron a soportarlo. El coche no tenía reproductor de CD, pero había buena música, rock clásico, en la radio. Al menos tenía es