La Cura ¿y Qué Tal Si Dios No Es Quien Tú Piensas Que Es... Y Tampoco Lo Eres Tú?
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John Lynch, Bruce McNicol, Bill Thrall
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La Cura ¿y Qué Tal Si Dios No Es Quien Tú Piensas Que Es... Y Tampoco Lo Eres Tú?
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CROSSSECTION
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9780986364877
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La Cura
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1
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CHF 5.30
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Christentum
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Spanish
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144
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kein Kopierschutz
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PC/MAC/eReader/Tablet
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ePUB
Así lo creíamos, pero eventualmente, sin darnos cuenta, la mayoría de nosotros llevamos a nuestra nueva vida, una imágen vieja y muerta. Nos propusimos una meta altísima de esfuerzo propio y al no poder superarla, nos convencimos que venía de Dios. Leíamos su Palabra a través de nuestros filtros de vergu?enza y nos sentimos caer cada vez más bajo. Comenzamos a atacarnos el uno al otro juzgando, comparando, fingiendo y dividiéndonos. Algunos de nosotros nos retiramos de la escena tornándonos cínicos, sospechosos, desprovistos de esperanza. Todos necesitamos la cura: nuestro matrimonio, nuestra iglesia, nuestra familia, los amigos, el mercado, nuestra cultura. Pero la sanidad de Dios raramente viene en la forma que la esperábamos, y nos preguntamos: Y qué si Dios no es quien pensamos que es... ni tampoco nosotros?
Como co-fundador de Trueface 1995, la sabiduría de Bill ha sido puesta por escrito a través de La Cura, The Ascent of a Leader, Bo's Café, Behind the Mask y High Trust Cultures. Los dones y experiencia de Bill también se destacan cuando ayuda a los Líderes a establecer confianza en todas sus relaciones, y a hacer crecer los ambientes basados en la gracia. Los directores de compañías internacionales y líderes de organizaciones misioneras y universidades, han descubierto vez tras vez una gratitud permanente al pasar tiempo con Bill. Antes de unirse a Trueface, Bill fundó y pastoreó por más de veinte años la Comunidad de Fe Open Door Fellowship, de mucha influencia. Durante esos años, creó un programa de entrenamiento y desarrollo del carácter muy efectivo, el cual nutrió a visionarios como Kit Danley, fundador de Neighborhood Ministries. En su tiempo libre, podemos encontrar a Bill pescando, jugando al golf, diseñando muebles para su familia en su sala de recreo, y cultivando frutas, hierbas, y verduras en su fértil quinta al fondo de la casa. Bill y su esposa Grace tienen tres hijos mayores: Wenda, esposa de Jim, Bill, casado con Charlotte, y Joy, esposa de Joe; y nueve nietos.
CAPÍTULO UNO
DOS CAMINOS
“La Ley convierte en rebeldes a quienes quieren amar y ser amados”.
Cuando eres joven, la vida que tienes por delante es un libro intacto, nunca abierto. Tiene ese embriagante olor a libro nuevo. Apenas has pasado de la portada, las páginas se ven blancas y limpias y sabes con total certeza que te espera una historia magnífica. Cuando eres mucho más joven aún, te imaginas ser un vaquero o una bailarina. En medio de la gloria de la juventud, tú y tus amigos son piratas temidos, estrellas pop idolatradas por todos, atletas súper famosos, caballeros galantes o una reina que impera con justicia y gentileza. Más adelante, las fantasías se decoloran, pero los sueños adquieren un mejor enfoque. Tal vez llegarás a ser el primer ser humano en llegar a Marte o el médico que cure el cáncer de mama. La historia consiste en lo que tú quisieras llegar a ser y todavía estás en las primeras páginas de tu gran novela. De cualquier manera, estás seguro de que la historia va a ser magnífica. Sabes que tienes un destino, un propósito en esta vida. Algunos de esos sueños son propios, cierto. Pero algunos de esos sueños, de esas esperanzas de tener un destino, provienen de Dios.
A medida que nos hacemos mayores, algunos de esos sueños comienzan a decolorarse, influenciados por el dolor, el cinismo y el fracaso. Las orillas se desbaratan, el tejido se va desgastando y algunas veces la tela se deshace completamente. Algo anónimo redecora el horizonte. Las tareas tediosas de la vida cotidiana se van apilando como ladrillos. En poco tiempo, nos sentimos demasiado cansados de lidiar con nuestra existencia cotidiana como para contemplar visiones grandiosas del destino. Inclusive nuestra relación con Dios, que parecía tan maravillosamente hermosa y revitalizante al principio, se debilita.
No dejamos de caminar, pero más vale que no sigamos adelante. ¿Qué toxina es esta, que es capaz de convertir un sueño inocente en una carga agobiante? Es como si todos nos hubiésemos despertado una mañana bajo un maleficio que no