: Anónimo
: CUENTOS DE TODO EL MUNDO: ÁFRICA, CHINA, INDIA, MUNDO ÁRABE, OCCIDENTE, ORIENTE ... Biblioteca de Grandes Escritores
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ÁFRICA, CHINA, INDIA, MUNDO ÁRABE, OCCIDENTE, ORIENTE ... • Analia Tubarí y Samba Gana • Aua la huerfanita • Cómo la sabiduría se esparció por el mundo • El árbol que hablaba • El chico y el cocodrilo • El monstruo del lago • El orden de las páginas • El pollito que se hizo rey • El señor Wolo y el señor Kuta • Fara y el viejo cocodrilo • Historia de Rabotity • La comadreja y su marido • La madrastra y la niña • Las alas robadas • Las aventuras de Sowe • Las semillas de la discordia • Los gemelos con una sola cabeza • Seetetelané • Sona Mariama • Takisé, o el toro de la vieja • Cómo se pescan calamares • El asno de Kuichú • El ciervo escondido • El encanto • El espejo chino • El espejo del cofre • El hombre que toca la flauta celestial • El monje furioso • El mono blanco • El muro desmoronado • El negador de milagros • El paisajista • El sueño de la mosca horripilante • El vendedor de lanzas y escudos • El zorro que aprovechó el poder del tigre • La cólera de un particular • La falsa vieja • La protección por el libro • La secta del Loto Blanco • La sospecha • Las advertencias • Llorando la muerte de una madre • Los barcos viejos • Los ciervos celestiales • Palillos de marfil • ¿Para qué adular? • Ya no tengo cáscaras para mis cerdos • Amigos • Aserrando una rama • Deseos • El agua del Paraíso • El cielo del gorrión • El hombre de vida inexplicable • El rey, el cirujano y el sufí • Perfume de alcantarilla • El bigote del tigre - Corea • El espejo de Matsuyama - Japón • La escuela del hambre - Japón • La fuente de la juventud - Japón • Los dos monjes y la hermosa... - Japón • Momotaro - Japón • Un huevo - Japón • El faraón Dyoser y la crecida...

El pollito que se hizo rey



Érase un pollito muy chiquitito a quien no gustaba ni pizca la miel.

Vino al mundo siendo ya huérfano, y dijo:

-¡Mi padre ha muerto de hambre, y el rey le debía un grano de maíz!

Descolgó el zurrón de su difunto padre y, anda que te anda, partió a cobrar aquella deuda.

Apenas había andado media docena de pasos, cuando encontró en el camino un palo que le hizo tropezar y caer.

El Pollito se levantó y dijo:

-¡Ah! Palo, ¿aquí estás tú? No te había visto.

-¿Adónde vas? -le preguntó el Palo.

-Voy -contestó- a cobrar un crédito de mi difunto padre.

-Vamos juntos -dijo el Palo.

El Pollito cogió al Palo y se lo metió en el zurrón.

Anda que te anda, se encontró con un gato que, al verlo, exclamó:

-¡Ah, qué bocado más tierno!

-No -replicó el Pollito- yo no valgo la pena.

-¿Y adónde vas? -preguntó el Gato.

-Voy a cobrar un crédito de mi padre.

-Pues vamos allá juntos -dijo el Gato-, tal vez encuentre allí algo bueno que comer.

El Pollito cogió al Gato y lo metió en el zurrón.

Y encontró a una hiena que le preguntó:

-¿Adónde vas con el zurrón?

-Voy a cobrar un crédito de mi padre -explicó el Pollito.

-Vamos allá juntos -dijo la Hiena.

El Pollito cogió a la Hiena y la metió en el zurrón.

Anda que te anda encontró a un león.

-¿Adónde vas?

-A cobrar un crédito de mi difunto padre.

-Vamos allá juntos -dijo el León.

El pollito cogió al melenudo animal y lo metió en el zurrón.

Encontró a un Elefante que estaba hartándose de plátanos.

El Elefante le preguntó cordialmente:

-¿Adónde vas, Pollito?

-A cobrar un crédito de mi difunto padre.

-Pues, entonces, vamos juntos -dijo el paquidermo.

El Pollito cogió al elefante y lo metió en el zurrón.

Anda que te anda, encontró a un guerrero, que le preguntó:

-¿Adónde vas con ese zurrón tan repleto?

-Voy a cobrar una deuda.

-¿A casa de quién? -preguntó el Guerrero.

-Al palacio del rey -contestó el Pollito.

-Vamos juntos allá -dijo el Guerrero.

El Pollito lo cogió y lo metió en el zurrón.

Por fin llegó a la ciudad donde vivía el rey.

La gente corrió a anunciar al soberano que el Pollito había llegado y que pretendía cobrar el crédito de su difunto padre.

-Hagan hervir un caldero de agua y tírenselo hirviendo; así ese insolente polluelo morirá y no tendremos que pagar la deuda.

La hija del monarca se puso a gritar:

-Yo le tiraré el agua hirviendo.

Al verla venir, el Pollito le dijo al Palo:

-¡Palo, ahora es la tuya!

El Palo hizo tropezar y caer a la hija del rey. El agua hirviente se derramó y la hija del rey quedó escaldada.

La gente de la ciudad dijo entonces:

-Hay que encerrarlo en el gallinero con las gallinas, que lo matarán a picotazos.

Pero el Pollito sacó al Gato del zurrón y le dijo:

-¡Te devuelvo la libertad!

El Gato mató a todos las gallinas, cogió la más gorda y se escapó con su botín.

La gente dijo entonces:

-¡Que lo encierren en el corral con las cabras; allí lo pisotearán!

El Pollito dijo entonces:

-¡Hiena, ya eres libre!

La Hiena mató a todas las cabras, escogió la más gorda y se escapó.

La gente dijo entonces:

-¡Q