: Ricardo Pardo Aparicio
: Educar hoy Difícil tarea
: Editorial Bubok Publishing
: 9788468686547
: 1
: CHF 3.60
:
: Pädagogik
: Spanish
: 190
: kein Kopierschutz
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Educar implica la expresión sistemática y ordenada del afecto explicitada en tres variables, la norma, la comunicación y la exigencia o la autoridad. Todos los padres o educadores lo sabemos hacer; de hecho es nuestra vocación principal; sin embargo, la época que nos ha tocado vivir se caracteriza por crecer vertiginosamente en todos los sentidos, casi sin darnos tiempo a adaptarnos; también en el plano educativo; por eso es posible que nos sintamos inseguros o incluso desbordados a la hora de tratar a nuestro hijo o alumno, especialmente si nos 'sale' más conflictivo de lo normal; entonces no nos dejará desarrollar el tipo de educación espontánea, natural, como el que nuestros padres hicieron con nosotros, y que es el que sabemos aplicar. En ese caso puede ser que nos bloqueemos, llegando en ocasiones a sentirnos tiranizados por nuestros hijos; este libro trata de ponerse en el lugar de estos padres o educadores explicando un método educativo sistemático. Es decir, describe la necesidad de hacer un parón en nuestra tarea educativa y pensar qué estrategias implementar de forma artificial para chicos y chicas moderada o gravemente conflictivos con dos ó más de estos indicadores de riesgo: problemas con los estudios, horarios inadecuados, escasa o nula colaboración en tareas domésticas, presencia de agresividad de cualquier índole, consumo excesivo de alcohol, relación con la policía o consumo de otras drogas. No obstante también está escrito pensando en la utilidad para la prevención de dichos criterios desde edades más tempranas a la adolescencia.

 

I. CARACTERÍSTICAS
DE LA ADOLESCENCIA.

 

 

 

Independientemente que leas con atención estas características lo que pretendo, como digo, es que las identifiques en tu hijo, en tu paciente o en tu alumno; y una vez identificada, comprendas y hagas comprender que este comportamiento no es un escándalo; por supuesto, en ocasiones habrá que corregirlo, incluso no permitirlo pero por favor no te escandalices cuando las identifiques; simplemente hay que intervenir.

 

1. Acusada vivencia de injusticia en acontecimientos cotidianos.

 

Es decir, lo que para ti o para mí o para cualquier adulto implica una contrariedad, al adolescente le supone una injusticia, a veces inenarrable. Por eso en ocasiones, habrás visto saltarse un semáforo en rojo a un muchacho con un ciclomotor.

Nuestro protagonista ha pensado que el semáforo está ahí para fastidiarlo a él; este pensamiento genera multitud de sentimientos de ira, injusticia y otros; el comportamiento resultante de la combinación de todos es que se lo pasa rojo. Muchas veces, cuando suspende algún examen focaliza la responsabilidad fuera; él lo hizo bien, pero el examen fue demasiado difícil; incluso insulta al profesor o dice que “no hay derecho poner este tipo de examen”. Otras, un simple comentario de la madre o del padre le sienta mal y rápidamente surgen sentimientos de ira, rabia, coraje, dándose permiso para gritar, insultar o no hacer caso de lo que se le estaba proponiendo.

 

2. Sensación de invulnerabilidad.

 

Se percibe lozano y frondoso y realmente es así; es joven y tiene la belleza y el ímpetu de la juventud. No se ha planteado la muerte como una posibilidad en su vida, ni tan siquiera enfermedades a causa de su conducta. Es muy difícil intervenir en estas situaciones, ya que no oye, no escucha lo que se le dice por parte del adulto porque no le “llegamos”; hace falta establecer una relación terapéutica adecuada, para tener autoridad sobre él o ella. Esta es la clave que iremos desmenuzando y analizando a lo largo de estas notas.

 

 

 

 

Es muy difícil intervenir en estas situaciones, ya que no oye, no escucha lo que se le dice por parte del adulto porque no le “llegamos”; hace falta establecer una relación terapéutica adecuada, para tener autoridad sobre él o ella. Esta es la clave que iremos desmenuzando y analizando a lo largo de estas notas.

En las primeras sesiones de consulta suelo decir a los padres que hablen lo menos posible con los hijos; puede parecer una contrariedad que el psicólogo no fomente la comunicación; en realidad sí se está promoviendo, pero no la expresión verbal. Lo único que provoca en estos casos es aumentar la crispación y abrir más la “herida” de la familia.

 

 

 

 

Es muy difícil entenderse en estos momentos; h