¿DIOS ENCONTRARÁ VALIOSA MI VIDA COMO PARA LLAMARME?
“Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí. Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es.” —1 Samuel 16:11-12
¡Se habían olvidado de David! Sus hermanos, su padre, todos. Pero Dios lo había visto detrás de las ovejas. Y desde allí lo fue a buscar y a levantar como a su próximo ungido, alguien conforme a su corazón. Dios lo tenía en sus planes y le esperaba un gran futuro, aunque los más cercanos no lo registraban ni lo tenían en cuenta.
ENTRE EL LLAMADO DE DIOS Y EL FÚTBOL DEL DOMINGO
Recuerdo todavía mis primeros pasos en la iglesiaCatedral de la Fe, en Buenos Aires. Doy tantas gracias a mi madre y abuela por su perseverancia y ejemplo para que yo llegue a Jesús. Allí estaba como todos los domingos con mis jóvenes catorce años, participando de las reuniones dominicales. Para ser sincero, todo me resultaba bastante aburrido y solo recuerdo las ganas enormes que tenía de irme rápido a casa a ver el resumen de los partidos de fútbol del fin de semana que solo pasaban por televisión en el mismo horario de la reunión. ¡Qué lucha! Solo deseaba que pasen rápido esas tres horas interminables para ir a casa a responder a mi único llamado por el cual tenía pasión hasta ese momento. Ser hincha de fútbol.
Ese domingo fue imborrable, lo recuerdo como si hubiese sido ayer, el pastor Osvaldo Carnival en un momento de oración muy intenso por las necesidades físicas, comenzó a declarar que los enfermos estaban siendo sanos en aquella misma hora. Luego, animó a todos aquellos que creían que habían recibido una sanidad divina instantánea que suban a la plataforma delante de cientos de personas a compartir el testimonio. Ese domingo tuve durante todo el día un fuerte dolor de cabeza y para mi sorpresa luego de esa oración, desapareció. Mi madre no tuvo mejor idea que animarme a pasar a dar testimonio: “Dale subí y compartilo a toda la iglesia”. ¡Eso era imposible, eran cientos! Yo estaba en la reunión porque no me quedaba otra alternativa, en realidad prefería estar en casa viendo fútbol. ¡Casi siempre estaba desconectado de lo que sucedía en la reunión y por sobre todas las cosas era muy tímido! Creo hasta el día de hoy que dos ángeles me sujetaron fuertemente y cuando me quise dar cuenta, estaba al pie de la plataforma. Mi sorpresa fue escuchar a aquellos que subieron antes que yo, declarar sanidades de bultos en sus cuerpos, tumores, sanidad de pies planos y enseguida pensé: “¡Trágame tierra, a mí solo me dolía la cabeza!”. Cuando pensaba casi en escaparme para no contar mi simple milagro, un colaborador me tomó de la mano y me dijo: “Quédate acá, ahora vas a subir a compartir tu milagro”. La verdad, ya estaba jugado, era tarde para escaparme.
“HAZ TODO EL BIEN QUE PUEDAS, POR TODOS LOS MEDIOS QUE PUEDAS, DE TODAS LAS MANERAS QUE PUEDAS, EN TODOS LOS LUGARES QUE PUEDAS, A TODA LA GENTE QUE PUEDAS, DURANTE TODO EL TIEMPO QUE PUEDAS”
JOHN WESLEY
La plataforma tenía dos escaleras, una en cada extremo, y cada una tenía cinco escalones. Recuerdo que comencé a subir y cuando estaba por el tercer escalón, un fuerte escalofrío y una sensación como de fuego recorrieron todo mi cuerpo. Para cuando terminé de subir y me dirigía hacia donde se encontraba el pastor, ya las lágrimas corrían por mi rostro. No comprendía bien lo que estaba sucediendo, pero luego entendí que Dios me estaba buscando. Él me estaba llamando muy a pesar de mí, de mi poco interés por Él y de mi forzado compromiso de ese domingo. Aún sabiendo mis temores, mi timidez característica, a pesar de saber quién era y cómo era, ME LLAMÓ. No fue una reunión más, fue un día único donde experimenté a Dios. Desde ese instante tengo memoria espiritual y esa noche Él despertó mi espíritu para siempre.
Cuando el pastor me preguntó qué me pasaba, no podía expresar palabras, solo lloraba y caí varias veces en el suelo bajo el poder de Dios. Todo era nuevo para mí, una revolución había llegado a mi vida para quedarse.
Desde esa noche que me animé; tomé valor y realicé la gran locura de subir esos escalones, Dios me hizo sentir tan especial, tan valioso que no supe otra cosa que darle los mejores años para servirle.
Dios me había llamado, me había buscado y me encontró, en el anonimato absoluto como estaba David. ¡Siento en mi corazón que en este tiempo Dios está llamándote también a ti, no importa cómo eres ni en dónde estés! ¡Está llamándote también a ti!
PERO, ¿PARA QUÉ SOMOS LLAMADOS?
• Somos llamados a estar con Él
Siempre me llamó la atención como Jesús convocó a sus discípulos:
“Después subió al monte, y llamó así a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios.” —Marcos 3:14-15
Comprendí al leer el evangelio de Marcos que Dios nos llama en primer lugar para estar con Él. A través de la oración, la lectura y meditación en textos bíblicos, reuniones juveniles, campamentos, etc. Esos momentos son solo la excusa perfecta para estar con Él. INTIMIDAD, estar cerca suyo, no hay otro camino si tu deseo es vivir y servirle a Él con toda tu existencia.
Conócelo en intimidad, sin apuros, sin estar pendiente de tu teléfono o las redes sociales. No se trata de cumplir, de hacer lo correcto solamente o de querer agradar a los demás siendo bueno. Se trata de compartir tu vida con la persona más increíble y maravillosa que puede revolucionarte por completo.
¡Qué estás esperando! Hoy es el día para que comiences a descubrirlo. Él espera por vos. A lo largo de años, en el desarrollo del liderazgo juvenil he aprendido a trabajar en equipo y delegar en otros; pero también aprendí que hay algo que no podemos delegar, y es nuestra vida espiritual. Somos responsables de nuestra espiritualidad. Podemos ser bendecidos por hermosos mensajes en audio de nuestros amados pastores o por internet, pero Dios te espera en INTIMIDAD, Él te ha llamado para que estés con Él, y eso es lo que más le importa.
Estar con Él te llevará a conocer lo que espera de ti. Estar con Él te dará fuerzas para cambiar lo que sea solo por amor a Él y no por exigencias de terceros. Estar con Él te inundará de misericordia y amor aún en medio de debilidades y faltas. Estar con Él cambiará radicalmente tus prioridades y llegarás a amarle en primer lugar antes que a tu pareja, familia, dinero, carrera universitaria, o aún tu ministerio.
Estar con Él lo cambiará todo.
“NO PODEMOS DELEGAR NUESTRA VIDA ESPIRITUAL”
• Somos llamados a ser sal y luz
En segundo lugar, Dios nos ha llamado para ser enviados a predicar el evangelio, a ser luz en medio de tinieblas y sal para que este mundo no pierda su sabor. El llamado de Dios tiene un propósito. Somos sus embajadores, le representamos. Tenemos una misión clara y definida: SALVAR y RESCATAR lo que está perdido. ¡Vos y yo debemos ir por esta generación!
Debemos compartir el Evangelio con nuestro estilo de vida, no hace falta decir mucho cuando impactamos con nuestros actos. Sé auténtico, original. Que tu vida sea el gran mensaje. Tu testimonio puede transformar vidas, sin necesidad de abrir tu boca y pronunciar palabra alguna. Debemos contagiar el evangelio con nuestro estilo de vida.
Es maravilloso, vivir con la certeza de haber sido llamados de manera personal por el mismo Creador. Los cielos se detuvieron en mí. ¿Te das cuenta lo que eso significa? Creyeron que podría ser apartado para vivir para Él. No por mérito de mis capacidades o mis talentos. Nunca ha sido mi elección. El evangelio de Juan nos deja bien en claro que el Señor nos eligió a nosotros y lo mejor es que lo hizo para que mi vida dé un fruto que trascienda, ¡esa es una buena noticia!
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para...