: Desmond Morris
: El mundo de los animales
: Ediciones Siruela
: 9788416465729
: Las Tres Edades
: 1
: CHF 6.10
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: Naturwissenschaft, Technik
: Spanish
: 176
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
¿Por qué la cebra tiene rayas? ¿Cómo puede un camello atravesar el desierto durante días y días sin beber? ¿Qué hay de cierto sobre el cementerio de los elefantes? En este delicioso libro, el prestigioso zoólogo Desmond Morris escribe sobre los animales salvajes, muchos de los cuales pertenecen a especies a punto de extinguirse. Morris nos cuenta qué comen, cómo duermen, cómo cuidan a sus cachorros, por qué luchan y cómo sobreviven en el mundo de hoy. Tras un atento estudio de su ambiente natural, el autor nos descubrirá que el mundo de los animales esconde innumerables sorpresas y que siempre hay algo nuevo que aprender para apreciar y entender mejor su maravilloso mundo.

Desmond Morris (Wiltshire, 1928), zoólogo inglés, estudió bajo una perspectiva zoológica las peculiaridades biológicas y psicológicas de la especie humana. Se doctoró en Oxford con un estudio sobre el comportamiento animal y, durante los años 1959-1967, fue director de la sección de mamíferos del zoo de Londres. Morris obtuvo un gran éxito con un programa semanal en la televisión inglesa sobre la vida de los animales. Autor de más de cincuenta estudios sobre el ser humano y sobre los animales, su auténtico best-seller fue El mono desnudo (1967), que vendió millones de ejemplares en todo el mundo. Otras obras del autor son The Biology of Art (1962), El zoo humano (1969) o Comportamiento íntimo (1971).

 

EL ELEFANTE

El rasgo más asombroso del elefante es su trompa. Si te imaginas con la punta de la nariz y el labio superior estirándose cada vez más hasta quedar lejos de tu cara, te harás una idea de cómo se formó la trompa del elefante hace millones de años. A medida que crecía, fue fortaleciéndose. Actualmente contiene nada menos que sesenta mil músculos, y el elefante usa su trompa de muchas maneras distintas.

Su principal función consiste en extenderse y coger la hierba, las hojas, brotes, tallos y frutas con los que el animal se alimenta. El extremo de la trompa se enrosca alrededor del manjar, lo sujeta bien, lo arranca y se lo lleva a la boca abierta. Repite incansablemente esa acción, una y otra vez, día tras día. Para el elefante, la comida ocupa por lo menos 18 de cada 24 horas.

También usa la trompa para beber. El animal sorbe con ella unos siete litros de agua, cierra la punta y la lleva a la boca. Allí vierte el líquido a chorros directamente en su garganta. Si hay abundancia de agua, un elefante adulto beberá entre135 y 225 litros de agua al día. Si hay escasez, usa la trompa para husmear el suelo en busca de agua subterránea. Si encuentra algún lugar prometedor, el animal cava con sus enormes colmillos hasta hacer un agujero suficientemente profundo para extraer un poco de líquido.

Los colmillos, que también sirven para arrancar la corteza de los árboles, son dos dientes superiores que han ido creciendo, cada vez más gruesos y largos, hasta convertirse en imponentes instrumentos con los que alimentarse y luchar. El colmillo más grande que se haya visto nunca medía casi tres metros y medio, pero hay pocos de este tamaño. Normalmente, solo crecen más o menos la mitad de esa longitud. Cuando el elefante trata de mover un objeto pesado, como un tronco, combina el uso de los colmillos y la trompa y actúa como un bulldozer.

También usa la trompa durante el baño. Los elefantes tienen que mantener su piel de 2 centímetros de grosor en buenas condiciones y les gusta bañarse cada día. Cuando lo hacen, se vierten el agua a chorros sobre el lomo. Si hace mucho calor, esto también les sirve para refrescarse. Si se revuelcan en un barrizal, usan la trompa para rociarse lodo líquido sobre la piel. El lodo se seca como una mascarilla y ayuda a eliminar parásitos y a proteger la superficie cutánea del animal. Si el suelo está muy seco, la trompa sirve para esparcirse polvo por encima en las sesiones de baño de tierra.

Curiosamente, los elefantes son buenos nadadores y, cuando están en aguas profundas, usan sus trompas como tubos de respiración, manteniéndolas erguidas. También las levantan cuando se encuentran en tierra firme y huelen algo interesante. Girando aquí y allí la punta de la trompa, pueden saber con rapidez de dónde viene el olor. Si implica peligro, pueden reaccionar antes de que la amenaza esté demasiado cerca.

Dado que la trompa es una supernariz, los elefantes la usan para husmear todo lo que tocan, enterándose así de muchas cosas acerca del objeto en cuestión. Es fascinante ver una bestia tan formidable oliendo delicadamente una florecilla o pasando suavemente el extremo de la trompa por la cara de uno de sus compañeros.

La trompa acaricia otros elefantes durante el cortejo y cuando los amigos se saludan. Las madres pueden examinar sus pequeños palpándolos con la sensible punta de su trompa. A veces, los elefantes r