: Félix Lope de Vega y Carpio
: La madre de la mejor
: Linkgua
: 9788498977257
: Teatro
: 1
: CHF 2.60
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: Dramatik
: Spanish
: 128
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La madre de la mejor es una comedia dramática escrita por el reconocido dramaturgo español del Siglo de Oro, Lope de Vega. Lope de Vega es conocido por su enorme contribución a la literatura española, escribiendo unas 1.500 obras de las cuales alrededor de 500 aún sobreviven. En La madre de la mejor, Lope de Vega se inspira en la tradición hagiográfica, es decir, la escritura y estudio de las vidas de los santos, para explorar el nacimiento y la infancia de la Virgen María. A diferencia de muchas historias que se centran en María misma, esta obra se enfoca particularmente en Santa Ana, la madre de María, dando un enfoque único a la historia. A través de esta obra, Lope de Vega no solo ofrece una dramatización de los eventos bíblicos, sino que también proporciona una exploración más profunda de la figura de Santa Ana, su vida y su papel en la formación de la Virgen María. El título La madre de la mejor probablemente se refiere a Santa Ana como la madre de María, quien es vista como la 'mejor' en la tradición cristiana. En su obra, Lope de Vega es conocido por combinar elementos de la vida cotidiana con temas religiosos y mitológicos, y La madre de la mejor no es una excepción. Al hacerlo, consigue humanizar a estos personajes religiosos y hacerlos más accesibles para su público. Además, la obra puede estar impregnada de los temas característicos de Lope, como el honor, el amor, la virtud y la religiosidad.

Félix Lope de Vega (Madrid, 1562-1637). España. El que fuera llamado 'Fénix de los ingenios españoles', Félix Lope de Vega Carpio, nació en Madrid a finales de 1562. Su padre, el artesano bordador Félix de Vega, y su madre, Francisca Fernández Flórez, eran, probablemente, oriundos del valle de Carriedo (Cantabria), y se trasladaron a Madrid hacia 1561. El origen humilde de Lope de Vega sería transformado por él mismo en una imaginada hidalguía; de hecho, Lope siempre fue dado a investirse con atributos que le favorecieran y nunca ocultó su abultado deseo de fama y éxito. Sea como fuera, cristiano viejo o converso, lo que sí refleja su obra es una completa y cabal asimilación de los valores imperantes en la sociedad de su tiempo. Lope estudió primero en la escuela madrileña de Vicente Espinel, por quien siempre demostró estima y admiración, y después en un colegio jesuita que, años después, se llamó colegio Imperial. Posteriormente, al parecer entre 1577 y 1581, estudió en la Universidad de Alcalá de Henares, aunque no consta que obtuviera ningún título. Es probable, también, que siguiera algunas lecciones en la Universidad de Salamanca. Tras servir, desde muy joven, al obispo de Cartagena, inquisidor general y más tarde obispo de Ávila, don Jerónimo Manrique, Lope se alista en una escuadra de navíos y, en junio de 1583, zarpa de Lisboa rumbo a la isla Terceira (Azores), donde habían de combatir al prior de Crato, aspirante al trono portugués entonces en manos españolas a través de Felipe II. Acabada su misión, Lope regresa e inicia una de sus primeras relaciones amorosas, de entre las numerosas que se le atribuyen. Se trataba de Elena Osorio (su Filis), mujer bella y cultivada, hija de un empresario y actor teatral, la cual estaba separada de su marido (un actor). Lope escribiría algunas comedias para el padre de Elena. Años después, en 1587, tras enterarse de que Elena planeaba sustituirle por un influyente personaje madrileño (Francisco Perrenot Granvela), Lope difundió unos poemas infamantes contra ella y su familia, lo que le valió un destierro judicial de Madrid, por cuatro años, y de Castilla, por dos. En mayo de 1588, Lope toma por esposa a Isabel de Urbina Alderete (su Belisa), en Madrid. Isabel pertenecía a una familia muy influyente y de linaje antiguo, y es probable que el casamiento, aunque se realizó por poderes, pasara antes por algunas dificultades y supusiera la violación de la orden judicial por parte del escritor, que tenía prohibido regresar a la capital. Tras su boda, y ante la imposibilidad de estar en Madrid con su esposa, es probable que Lope de Vega se alistara como voluntario, junto a su hermano Juan, en la Armada Invencible, a bordo del galeón San Juan. Tras el fracaso de la expedición, en la que su hermano perdió la vida, Lope estará sucesivamente en Cádiz, Toledo, donde se reúne con Isabel (violando la orden de destierro), y Valencia, donde se establece el matrimonio hacia 1589. Valencia era una de las principales ciudades españolas, y su actividad teatral era de las más notables; allí se relacionó con dramaturgos locales como Francisco Tárrega, Carlos Boyl, Gaspar Aguilar y Guillén deCastro. Su actividad como escritor de comedias pasó de ser un divertimento a una actividad profesional con la que sostenía a su familia y con la que iba ganando creciente fama y popularidad, algo, como se dijo antes, muy conscientemente buscado por el escritor.

Jornada segunda


(Salen Liseno, Farés y Eliud, pastores.)

Liseno Decienda, Farés, al río

poco a poco ese ganado.

FarésGoloso del verde prado,

anda saltando el cabrío;

¡Rita, acá! Por la ladera,

verá el manso donde va.

EliudNo le deis prisa, que ya

pisa la blanca ribera.

(Dentro se haga ruido de ganado con esquilas y con cencerros, como que baja a beber.)

Liseno Los vaqueros bien pudieran

tener las vacas un rato,

hasta que bebiera el hato.

FarésJamás a que beba esperan:

verá, pues, donde se queda

aquel carnero manchado.

EliudTírale piedra o cayado.

LisenoNo hay mejor puesto en que pueda

beber a gusto, que aquel

por bajo del olivar.

Eliud Ya poco deja el lugar

nuesamo y Bato con él.

Liseno Después que Dios fue servido

de dar milagrosamente

fruto a su esposa, no siente

si hay ganado o si hay perdido.

Al principio imaginé

que no pasara adelante,

pero fruto semejante

ya tan adelante fue,

que está cerca de parir.

FarésA la cuenta si estará,

que nueve meses habrá

que Joaquín trató de ir

con Bato a Jerusalén,

donde en la puerta Dorada

halló su mujer amada

que le esperaba también.

Liseno Linda paz de los casados

son los hijos.

Eliud Lazos son,

que uno y otro corazón

tienen para siempre atados.

Donde no hay hijos, no hay gusto,

paz, sosiego, ni quietud.

Farés¿Es aquel Bato, Eliud?

EliudParéceme más robusto:

pero ¡voto al Sol! que es él

si el deseo no me engaña,

mas que viene a la montaña

por cabritos, queso y miel.

¿A dónde bueno perdido?

(Sale Bato.)

BatoDios guarde la buena gente;

paz, salud y vida aumente.

LisenoBien vengas; ¿a qué has venido?

¿Qué tenemos por allá,

hijo o hija?

BatoAún no ha llegado

aquel parto deseado

que el mundo esperando está.

Y puedo decirlo bien,

pues a milagro se tiene,

y así del contorno viene

mucha gente a Nazarén

a visitar la preñada,

que tiene tanta hermosura,

que muestra que es la criatura

alguna cosa sagrada.

Loca está la parentela,

de pensar e imaginar

que algo quiere Dios obrar,

pues tantas cosas revela.

Que como quien quiere hacer

unos palacios reales,

va juntando materiales

que dan su intento a entender.

Así parece que aquí,

aunque Dios no se declara,

casa y palacios prepara;

lo demás no es para mí.

Que esto y otras cosa tales

oí decir a Joaquín,

mirando aquel serafín,

con mil rayos celestiales.

Él, en efecto, me manda

que venga alegre al ganado,

y para este deseado

parto que en vísperas anda,

algunos regalos lleve;

que vendrán deudos a casa,

y como no es casa escasa,

quiere cumplir lo que debe

a su justa obligación

y al regocijo del día.

EliudParece que en alegría

nos bañas el corazón.

No dudes, sino que Dios

algunos cimientos funda,

pues que la estéril fecunda.

FarésSiendo tan santos los dos,

claro está que lo ha de ser

lo que dellos procediere.

BatoFarés, no es justo que espere:

luego me pienso volver;

vengan algunos cabritos

y los más gordos corderos,

miel de olorosos romeros,

quesos de la encella escritos,

y fruta seca, si alguna

tenéis en vuestra cabaña.

FarésLo que hubiere en la montaña

lleva a aquella blanca Luna.

Y dile, Bato, a señor,

que dé aviso a quien los ama,

luego que para nusama,

si quiere hacernos favor.

Porque habemos de ir allá

a regocijar la fiesta,

y cada cual con su cesta

de lo que tuviere acá.

Que solo en oír decir

que Ana ha de parir, no hay hombre

que no se alegre del nombre

sin saber que ha de partir.

Ven y escoge a tu contento

cuanto hay bueno en el ganado.

BatoDe Joaquín es, Dios loado,

y con qué notable aumento:

vamos, y estad prevenidos

de instrumentos pastoriles,

de flautas y tamboriles

y de salterios polidos.

Aderezad castañuelas,

y panderos, y sonajas;

que nos hemos de hacer rajas.

EliudTodo este monte consuelas

con prometerle ese día.

BatoDichoso el vientre fecundo

que promete a todo el mundo

tanta paz, tanta alegría.

(Sale santa Ana y Joaquín.)

Joaquín No me canso de decir

requiebros al vientre santo,

mas ¿quién puede decir tanto,

ni tanto puede sentir,

si lo que habéis de parir,

Ana hermosa, es una estrella

que Dios quiere hacer tan bella?

Cualquiera encarecimiento

dará muestras del contento,

mas no de igualar con ella.

¡Bendito el dichoso día,

Ana mi mujer amada,

que os vi en la puerta Dorada,

del oro de mi alegría!

Cuando pienso que María

hoy vive dentro de vos,

y procede de los dos,

querría estar de rodillas,

porque tantas maravillas

todas van llenas de Dios.

A la esfera de la Luna

parece ese vientre santo,

Luna que ha de crecer tanto,

sin tener mengua ninguna,

Luna hermosa, que si alguna

luz al Sol ha de tener,

esta pienso que ha de ser,

porque Dios ha prevenido

muchos hombres que han nacido,

mas no como esta mujer;

y pues Dios mujer previene,

no sé si piense que sea

esta aquella que desea

el mundo, y que el tiempo viene

que la frente quebrar tiene

su planta al dragón inmundo.

Que hacer lo estéril fecundo

y no siendo hombre el que nace,

sin duda es arca que hace

para que se salve el mundo.

Ana Dulce esposo, el alegría

que comunica a mi pecho

esta prenda que le ha hecho

un cielo desde aquel día,

esta divina María

que el Ángel nos anunció,

mil pensamientos me dio

viendo tanta gloria en ella,

si es del claro Sol la estrella,

y el alba vengo a ser yo;

mas como mi indignidad

bate las alas al suelo,

dejo, mi Joaquín, al cielo

del secreto la verdad.

JoaquínDonde tanta claridad

se muestra, luz hay oculta.

La indignidad dificulta

nuestros mortales despojos;

mas luz que abrasa los ojos,

si no es Sol, ¿de quién resulta?

Vos parecéis un cristal,

María una lumbre clara

que su resplandor declara,

y resplandor celestial.

Con esta misma señal

nacieron Isaac, Sansón,

Josef y Samuel, que son

hombres en fin; mas el día

que Dios promete a María,

Dios tiene más...