Jornada segunda
(Salen Liseno, Farés y Eliud, pastores.)
Liseno Decienda, Farés, al río
poco a poco ese ganado.
FarésGoloso del verde prado,
anda saltando el cabrío;
¡Rita, acá! Por la ladera,
verá el manso donde va.
EliudNo le deis prisa, que ya
pisa la blanca ribera.
(Dentro se haga ruido de ganado con esquilas y con cencerros, como que baja a beber.)
Liseno Los vaqueros bien pudieran
tener las vacas un rato,
hasta que bebiera el hato.
FarésJamás a que beba esperan:
verá, pues, donde se queda
aquel carnero manchado.
EliudTírale piedra o cayado.
LisenoNo hay mejor puesto en que pueda
beber a gusto, que aquel
por bajo del olivar.
Eliud Ya poco deja el lugar
nuesamo y Bato con él.
Liseno Después que Dios fue servido
de dar milagrosamente
fruto a su esposa, no siente
si hay ganado o si hay perdido.
Al principio imaginé
que no pasara adelante,
pero fruto semejante
ya tan adelante fue,
que está cerca de parir.
FarésA la cuenta si estará,
que nueve meses habrá
que Joaquín trató de ir
con Bato a Jerusalén,
donde en la puerta Dorada
halló su mujer amada
que le esperaba también.
Liseno Linda paz de los casados
son los hijos.
Eliud Lazos son,
que uno y otro corazón
tienen para siempre atados.
Donde no hay hijos, no hay gusto,
paz, sosiego, ni quietud.
Farés¿Es aquel Bato, Eliud?
EliudParéceme más robusto:
pero ¡voto al Sol! que es él
si el deseo no me engaña,
mas que viene a la montaña
por cabritos, queso y miel.
¿A dónde bueno perdido?
(Sale Bato.)
BatoDios guarde la buena gente;
paz, salud y vida aumente.
LisenoBien vengas; ¿a qué has venido?
¿Qué tenemos por allá,
hijo o hija?
BatoAún no ha llegado
aquel parto deseado
que el mundo esperando está.
Y puedo decirlo bien,
pues a milagro se tiene,
y así del contorno viene
mucha gente a Nazarén
a visitar la preñada,
que tiene tanta hermosura,
que muestra que es la criatura
alguna cosa sagrada.
Loca está la parentela,
de pensar e imaginar
que algo quiere Dios obrar,
pues tantas cosas revela.
Que como quien quiere hacer
unos palacios reales,
va juntando materiales
que dan su intento a entender.
Así parece que aquí,
aunque Dios no se declara,
casa y palacios prepara;
lo demás no es para mí.
Que esto y otras cosa tales
oí decir a Joaquín,
mirando aquel serafín,
con mil rayos celestiales.
Él, en efecto, me manda
que venga alegre al ganado,
y para este deseado
parto que en vísperas anda,
algunos regalos lleve;
que vendrán deudos a casa,
y como no es casa escasa,
quiere cumplir lo que debe
a su justa obligación
y al regocijo del día.
EliudParece que en alegría
nos bañas el corazón.
No dudes, sino que Dios
algunos cimientos funda,
pues que la estéril fecunda.
FarésSiendo tan santos los dos,
claro está que lo ha de ser
lo que dellos procediere.
BatoFarés, no es justo que espere:
luego me pienso volver;
vengan algunos cabritos
y los más gordos corderos,
miel de olorosos romeros,
quesos de la encella escritos,
y fruta seca, si alguna
tenéis en vuestra cabaña.
FarésLo que hubiere en la montaña
lleva a aquella blanca Luna.
Y dile, Bato, a señor,
que dé aviso a quien los ama,
luego que para nusama,
si quiere hacernos favor.
Porque habemos de ir allá
a regocijar la fiesta,
y cada cual con su cesta
de lo que tuviere acá.
Que solo en oír decir
que Ana ha de parir, no hay hombre
que no se alegre del nombre
sin saber que ha de partir.
Ven y escoge a tu contento
cuanto hay bueno en el ganado.
BatoDe Joaquín es, Dios loado,
y con qué notable aumento:
vamos, y estad prevenidos
de instrumentos pastoriles,
de flautas y tamboriles
y de salterios polidos.
Aderezad castañuelas,
y panderos, y sonajas;
que nos hemos de hacer rajas.
EliudTodo este monte consuelas
con prometerle ese día.
BatoDichoso el vientre fecundo
que promete a todo el mundo
tanta paz, tanta alegría.
(Sale santa Ana y Joaquín.)
Joaquín No me canso de decir
requiebros al vientre santo,
mas ¿quién puede decir tanto,
ni tanto puede sentir,
si lo que habéis de parir,
Ana hermosa, es una estrella
que Dios quiere hacer tan bella?
Cualquiera encarecimiento
dará muestras del contento,
mas no de igualar con ella.
¡Bendito el dichoso día,
Ana mi mujer amada,
que os vi en la puerta Dorada,
del oro de mi alegría!
Cuando pienso que María
hoy vive dentro de vos,
y procede de los dos,
querría estar de rodillas,
porque tantas maravillas
todas van llenas de Dios.
A la esfera de la Luna
parece ese vientre santo,
Luna que ha de crecer tanto,
sin tener mengua ninguna,
Luna hermosa, que si alguna
luz al Sol ha de tener,
esta pienso que ha de ser,
porque Dios ha prevenido
muchos hombres que han nacido,
mas no como esta mujer;
y pues Dios mujer previene,
no sé si piense que sea
esta aquella que desea
el mundo, y que el tiempo viene
que la frente quebrar tiene
su planta al dragón inmundo.
Que hacer lo estéril fecundo
y no siendo hombre el que nace,
sin duda es arca que hace
para que se salve el mundo.
Ana Dulce esposo, el alegría
que comunica a mi pecho
esta prenda que le ha hecho
un cielo desde aquel día,
esta divina María
que el Ángel nos anunció,
mil pensamientos me dio
viendo tanta gloria en ella,
si es del claro Sol la estrella,
y el alba vengo a ser yo;
mas como mi indignidad
bate las alas al suelo,
dejo, mi Joaquín, al cielo
del secreto la verdad.
JoaquínDonde tanta claridad
se muestra, luz hay oculta.
La indignidad dificulta
nuestros mortales despojos;
mas luz que abrasa los ojos,
si no es Sol, ¿de quién resulta?
Vos parecéis un cristal,
María una lumbre clara
que su resplandor declara,
y resplandor celestial.
Con esta misma señal
nacieron Isaac, Sansón,
Josef y Samuel, que son
hombres en fin; mas el día
que Dios promete a María,
Dios tiene más...