: Pedro Calderón de la Barca
: El Faetonte
: Linkgua
: 9788498972283
: Teatro
: 1
: CHF 2.70
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: Dramatik
: Spanish
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El Faetonte de Calderón de la Barca se ocupa de la leyenda de Faetón. Épafo, el hijo de Júpiter, pone en duda el origen de Faetón, que dice ser hijo de Clímene y Apolo. Enfurecido, Faetón exige a su madre la verdad, y ésta le remite al mismo Apolo para que sea Él quien le confirme que es en verdad hijo suyo. Su padre lo recibe con afecto, le confirma su origen, y le promete concederle cualquier deseo.

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-1681) Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1600, en Madrid, como segundo de cinco hermanos, en el seno de una familia de mediana hidalguía procedente de las montañas cántabras. Su padre fue escribano del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda. La madre murió en 1610 y el padre en 1615. Al parecer, su padre había dejado como voluntad y requisito para que Pedro y sus hermanos heredaran el que siguieran las carreras que él había marcado; a Calderón le estaba destinada la de sacerdote. Al igual que Lope de Vega, Quevedo y otros literatos, Calderón cursó estudios en el madrileño colegio Imperial de los jesuitas (hasta 1613), y los continuó en las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca (hasta 1620), donde, quizá por la exigencia paterna, estudió teología, pero también lógica, retórica, historia y derecho natural y político. Su bagaje cultural era muy amplio, tocado por la escolástica y las ideas existencialistas agustinianas. Calderón vivió tres reinados (con Felipe III, Felipe IV y Carlos II) durante los cuales se fue desintegrando el poder español y el país quedó cada vez más aislado del escenario internacional, sobre todo a partir de la pérdida de Flandes por la paz de Westfalia, en 1648. Pero no fue tanto así en la creación literaria, ya que Calderón vivió de lleno el Siglo de Oro español, tan prolífico y rico en cuanto a las artes. Hacia 1620, los hermanos Calderón debieron resolver un litigio relativo a la herencia con la segunda mujer de su padre. Ese mismo año, Calderón de la Barca abandonaría los estudios religiosos e iniciaría sus primeras tentativas literarias con la poesía. Así, participó como poeta en varios certámenes y justas, pero pronto descubriría su atracción por la 'comedia nueva' de Lope de Vega, quien debió despertar su fascinación por el teatro. Calderón desarrollaría la mitad de su producción paralelamente al ascenso del valido conde-duque de Olivares (entre 1621 y 1643), protector de artistas y literatos. Su bautismo teatral se produce, en 1623, con la obra Amor, honor y poder. Calderón realizará algunos viajes por Flandes e Italia, entre 1623 y 1625, como secretario del duque de Frías. Después, será asiduo escritor de obras para la Corte y para los corrales de comedias. Su prestigio en la Corte fue aumentando, y Felipe IV le otorgó el ingreso como caballero de la orden de Santiago, hacia 1637. También debió vivir algunos episodios oscuros, como una acusación por violar, junto a su hermano, la clausura de un convento de trinitarias, tema del que no se sabe a ciencia cierta la verdad. Por otro lado, su buena relación con Lope de Vega debió enfriarse hacia 1629, aunque tampoco hay datos fiables sobre los motivos. Se habla de un extraño incidente: un hermano de Calderón fue agredido y, éste al perseguir al atacante, entró en un convento donde vivía como monja la hija de Lope.

Jornada segunda


(Salen Tetis, Doris y las ninfas.)

DorisDesde el día que de Admeto,

señora, en esta ribera

te despediste, tan triste

que no has tenido en su ausencia

hora de alivio, juzgara5

que no volvieras a ella

jamás.

Tetis Bien juzgarás, Doris,

y más si con mi tristeza

consultaras la razón

que tengo de aborrecerla,10

pero no siempre se sale

el valor con lo que intenta.

DorisEso y lo que yo imagino,

casi es una cosa misma.

Tetis¿Qué imaginas?

Doris Que no puedes15

acabar con la suprema

altivez de tu constancia

el no volver a estas selvas,

corrida de no haber dado

muerte a la sañuda fiera,20

ya que con ella te viste

cuerpo a cuerpo en la desierta

campaña del monte, a cuya

causa, sin otra grandeza

que el silencio con que hoy25

llegar a su falda intentas,

dejas el mar, como dando

a entender que no se sepa

tu venida, porque nadie

te acompañe, ni se deba30

a otro que a ti tu trofeo.

Tetis¡Ay, Doris mía! Aunque fuera

esa mi mayor razón,

mi mayor razón no es esa.

A esta playa vuelvo solo35

a divertir mis tristezas,

por ver si donde ganarlas

pude, pudiese perderlas.

No de la fiera el empeño

me trae, que no fácil fuera40

sin más batida encontrarla;

y puesto que sola es esta

la causa, cogiendo vamos

de las doradas arenas,

nácares y caracoles,45

corales, conchas y perlas.

Una¿Quieres, pues solo es, señora,

la diversión de tus penas

asunto de tu venida,

que algún tono te divierta?50

TetisSí, cantad, y por aquí

vamos tomando la vuelta,

iré yo al compás, ¡ay triste!,

de las blandas voces vuestras,

glosando con mis suspiros55

las cláusulas. ¿Quién creyera

que a mí me diera cuidado?

¿Cuidado? Errolo la lengua,

pesar... Pero ¿qué es pesar?

Enfado, ahora lo acierta.60

Y ya que di con el nombre,

¿quién creyera que me diera

enfado que a socorrerme

no fuera Eridano, y fuera

Epafo? Y enfado tal,65

que a pesar de mi soberbia,

mi presumpción, mi arrogancia,

me obliga que a buscar venga

ocasión (por eso dije

que canten; porque se sepa70

que estoy aquí) de decirle,

ya que entonces en presencia

de tantos no pude, ¿cuánto

me dio en rostro la bajeza

de querer hurtar la dicha,75

o por lo menos ponerla

en duda de deslucirla,

sin la ventura de hacerla?

Pero si esto solo es

un enfado, acción es necia80

pensar tanto en él. Cantad,

y tras mí venid.

Doris ¿Qué letra

quiere que cante, señora?

TetisVuelve a repetir aquella

de osados y de dichosos,85

que no hay otra que convenga

más a mi intento, pues vi

que uno ose y otro merezca.

(Vase.)

UnaNo la dejemos, en tanto

que Doris la lira templa.90

DorisYa yo os sigo.

(Sale Faetón y Batillo, de soldados.)

Faetón Ya, Batillo,

que por mí la patria dejas,

y en hábito de soldado

seguir mi fortuna intentas,

desas pajizas cabañas,95

miserables cunas nuestras,

desde aquí nos despidamos

a nunca volver a verlas,

no volviendo sino llenos

de triunfos, trofeos y empresas100

por nuestro valor ganados.

BatilloLinda cosa será esta

de no volver sin rellanos

de tufos, tresfeos y prensas,

ganado por nueso olor.105

FaetónIngrata patria primera,

a quien apenas debí

el nacer, pues nací apenas.

BatilloIngrata pata segunda

de Silvia, a quien más de treinta110

mil patadas te debí.

FaetónA mi última voz atenta.

BatilloAtenta a mi última coz.

FaetónOye de mí esta protesta.

BatilloDe mí esta por esta oye.115

FaetónPalabra doy a tus selvas.

Música (Dentro.)Los casos dificultosos.

FaetónPero ¿qué música es está?

MúsicaY con razón envidiados.

BatilloHancia aquella parte suena.120

MúsicaInténtanlos los osados.

FaetónLa voz conozco y la letra.

MúsicaY acábanlos los dichosos.

FaetónPero qué mucho ser ella,

si es un torcedor del alma,125

que repetida me acuerda

adonde otra vez caí,

para que otra vez la sienta.

BatilloY porque nos da las voces

la que a muchos oídos llega,130

mas también a muchos ojos

las que les chillan.

Faetón Con ellas

Tetis viene, a cuya vista,

por una parte me alienta

mi verdad, por otra parte135

me acobarda la vergüenza

de lo que creyó de mí.

¡Oh quién a un tiempo pudiera

hablarla, ay Dios, sin hablarla,

y verla, ay de mí, sin verla!140

BatilloPues uno y otro es bien záfil.

Faetón¿Cómo?

Batillo Hablándola por señas,

sin hablarla la hablarás,

y viéndola por vidriera

que no sea cristalina,145

también la verás sin verla.

FaetónCalla, loco.

(Vuelven Tetis y las Músicas.)

Tetis Repetid

la canción; pero suspensa

(no me ha sucedido mal)

la dejad, hasta que vea150

quién tan atrevido al paso

está.

Faetón Quien no es la primera

vez que el acaso le trueque

las venturas en ofensas.

Tetis¿Vos sois? Desconocí el traje,155

por eso os extrañé. Vuelva

el tono, que no es quien puede

merecer ni aun la advertencia

de si estaba aquí o no estaba.

FaetónVuelva el tono norabuena,160

que ninguno dirá más

por mí lo que yo dijera,

que él mismo.

Tetis ¿Que él mismo?

Faetón Sí,

señora.

Tetis ¿De qué manera

FaetónDe la pena.

Tetis Cantad, no165

presuma que yo le atienda.

Música Los casos dificultosos.

FaetónDe la pena y la alegría,

de la vida y de la muerte

medir las líneas un día170

quiso el hado; y en la suerte

se logró de Epafo y mía,

viendo cuánto rigurosos

para mí, para él piadosos,

en deslucir y premiar175

se saben facilitar.

Música y...