: Pedro Calderón de la Barca
: La fiera, el rayo y la piedra
: Linkgua
: 9788499532097
: Teatro
: 1
: CHF 2.70
:
: Dramatik
: Spanish
: 188
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La fiera, el rayo y la piedra es una obra de teatro escrita por el aclamado dramaturgo del Siglo de Oro español, Pedro Calderón de la Barca. Esta pieza teatral es un excelente ejemplo de una comedia mitológica, un subgénero popular en el teatro del Siglo de Oro, que se caracteriza por incorporar personajes y temáticas extraídos de los mitos y leyendas de la antigüedad clásica. La trama de La fiera, el rayo y la piedra gira en torno a las maquinaciones de varios dioses del panteón clásico, incluyendo a Venus, la diosa del amor; Cupido, el dios del deseo; y Atropos, una de las Moiras responsables del destino humano en la mitología griega. La obra se distingue por su tratamiento de estos personajes mitológicos, que son utilizados por Calderón de la Barca para explorar una serie de temas y dilemas humanos. Los dioses son retratados no como figuras distantes e inalcanzables, sino como entidades con sus propias ambiciones, debilidades y conflictos. Esto permite a Calderón de la Barca examinar aspectos como la pasión, el destino y la moralidad desde una perspectiva única. A través de esta mezcla de comedia, mitología y filosofía, La fiera, el rayo y la piedra se convierte en una fascinante exploración de los misterios del comportamiento humano, presentada a través de las interacciones y conflictos de los dioses del Olimpo. En última instancia, la obra nos muestra que, aunque los dioses pueden ser inmortales y todo poderosos, no están exentos de las pasiones y dilemas que afectan a los mortales.

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-1681) Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1600, en Madrid, como segundo de cinco hermanos, en el seno de una familia de mediana hidalguía procedente de las montañas cántabras. Su padre fue escribano del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda. La madre murió en 1610 y el padre en 1615. Al parecer, su padre había dejado como voluntad y requisito para que Pedro y sus hermanos heredaran el que siguieran las carreras que él había marcado; a Calderón le estaba destinada la de sacerdote. Al igual que Lope de Vega, Quevedo y otros literatos, Calderón cursó estudios en el madrileño colegio Imperial de los jesuitas (hasta 1613), y los continuó en las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca (hasta 1620), donde, quizá por la exigencia paterna, estudió teología, pero también lógica, retórica, historia y derecho natural y político. Su bagaje cultural era muy amplio, tocado por la escolástica y las ideas existencialistas agustinianas. Calderón vivió tres reinados (con Felipe III, Felipe IV y Carlos II) durante los cuales se fue desintegrando el poder español y el país quedó cada vez más aislado del escenario internacional, sobre todo a partir de la pérdida de Flandes por la paz de Westfalia, en 1648. Pero no fue tanto así en la creación literaria, ya que Calderón vivió de lleno el Siglo de Oro español, tan prolífico y rico en cuanto a las artes. Hacia 1620, los hermanos Calderón debieron resolver un litigio relativo a la herencia con la segunda mujer de su padre. Ese mismo año, Calderón de la Barca abandonaría los estudios religiosos e iniciaría sus primeras tentativas literarias con la poesía. Así, participó como poeta en varios certámenes y justas, pero pronto descubriría su atracción por la 'comedia nueva' de Lope de Vega, quien debió despertar su fascinación por el teatro. Calderón desarrollaría la mitad de su producción paralelamente al ascenso del valido conde-duque de Olivares (entre 1621 y 1643), protector de artistas y literatos. Su bautismo teatral se produce, en 1623, con la obra Amor, honor y poder. Calderón realizará algunos viajes por Flandes e Italia, entre 1623 y 1625, como secretario del duque de Frías. Después, será asiduo escritor de obras para la Corte y para los corrales de comedias. Su prestigio en la Corte fue aumentando, y Felipe IV le otorgó el ingreso como caballero de la orden de Santiago, hacia 1637. También debió vivir algunos episodios oscuros, como una acusación por violar, junto a su hermano, la clausura de un convento de trinitarias, tema del que no se sabe a ciencia cierta la verdad. Por otro lado, su buena relación con Lope de Vega debió enfriarse hacia 1629, aunque tampoco hay datos fiables sobre los motivos. Se habla de un extraño incidente: un hermano de Calderón fue agredido y, éste al perseguir al atacante, entró en un convento donde vivía como monja la hija de Lope.

Jornada primera


(Oscurécese el tablado, y mientras se dicen los primeros versos, se descubre la perspectiva del mar, con truenos y relámpagos.)

Pasquín (Dentro.)¿Qué se nos hizo el día?

CéfiroEnmarañada, oscura sombra fría,

con pálidos enojos

nos le hurta de delante de los ojos.

Lebrón (A otra parte.)¿Qué se nos hizo el Sol?

Pigmaleón En un instante,5

no solo nos le quitan de delante

entupecidas nieblas;

pero el confuso horror de las tinieblas

nos le hace a cada paso

síncopa del oriente y del ocaso.10

Brunel (A otra parte.)¿Qué se nos hizo de la hermosa lumbre

el esplendor?

Ifis Aquella excelsa cumbre

le trasmontó, porque antes que llegara

hoy al mar, en la tierra se apagara.

Los dos primerosAl monte.

Los segundos Al llano.

Los terceros Al puerto.15

(Sale Irífile, vestida de pieles, suelto el cabello.)

IrífileY tres asombros en una sombra advierto.

Dejo, aparto el horror del terremoto,

en cuya lid la cólera del Noto,

de tierra y mar, con dos violencias sumas,

los riscos postra, eleva las espumas,20

y voy a las tres voces,

que tres veces distantes, tres veloces,

llegaron a mi oído.

¿De cuándo acá, ni aqueste escollo ha sido

de humano pie pisado25

ni de quilla aquel piélago surcado?

Si ya no es que por mar y tierra quiera

sitiarme quien pensando que soy fiera,

otra vez me ha seguido.

¡Oh, no hubiera salido30

a buscar día de tan gran portento,

anciano padre mío, tu sustento!

CéfiroDe aquel peñasco, los incultos mayos,

a la saña nos libre de los rayos.

PigmaleónDe aquella gruta, lóbregos los senos,35

la amenaza repare de los truenos.

IfisDe aquel celaje al corto abrigo breve

la luz de los relámpagos nos lleve.

Los primeros¡Piedad, oscuros velos!

Los segundos¡Piedad, dioses divinos!

Los terceros ¡Piedad, cielos!40

IrífileEn tan confusa guerra,

árbitro yo del mar y de la tierra,

tierra y mar señoreo;

y bien que a poca luz, desde aquí veo

allí correr tormenta,45

derrotado bajel, allí violenta

tropa abrigarse al monte, y allí al llano

número no menor. En vano, en vano,

si a mí no me buscáis, ¡oh peregrinos

que las huellas seguís de tres destinos!50

Solicitáis a tanto horror defensa,

si causa este desorden lo que piensa

el docto estudio de mi padre y mío.

¡Oh, fuese antes que estudio desvarío!

(Los truenos.)Mas ¡ay de mí infelice!,55

que dice mucho este temblor, pues dice

que hoy nace la ojeriza de los hados,

a que no solo fueron destinados

los humanos sentidos,

mas también comprehendidos60

en estrago de escándalos tan graves

las fieras y los peces y las aves.

Luchando allí lo digan

las unas, y prosigan

trinando, en vez de cláusulas agüeros,65

allí las otras; y esos brutos fieros,

que del mar no sufridos,

(Pasan los pescados.)mudamente se quejan a gemidos;

pues al romper su verdinegra bruma,

sobre la tez lidiando de la espuma,70

del margen solicitan las arenas,

monstruos del mar, tritones y sirenas.

¡Ha, si de alguna el canto

la causa me dijera de horror tanto!

SirenaLa hija de la espuma madre es del fuego,75

brame el mar, gima el aire de envidia y celos.

IrífileNo hay bajel que a lo lejos

deste puerto no huya,

si no es aquel en cuya

suerte ni arbitrios dejan, ni consejos,80

vela, timón, bitácora ni aguja,

por más que ya cascado el pino cruja,

dando en aquella roca,

donde, caballo desbocado choca.

Los terceros¡Piedad, cielos divinos!85

BrunelYa que en páramos vemos cristalinos

que apenas del bajel fragmentos quedan,

en el esquife escapen los que puedan

con Ifis, nuestro dueño.

(Descúbrese el esquife, y va pasando con Ifis, Brunel y otros.)

Ifis¡Oh, fuese tumba el derrotado leño90

en que, a despecho mío,

de aqueste seno frío

queréis vencer la guerra!

BrunelYa que el mar se serena, a tierra.

Todos A tierra.

Céfiro (Dentro.)Ya que vuelve a aclarar la hermosa lumbre,95

el llano penetrad, dejad la cumbre.

(Empieza a aclarar.)

Pigmaleón (Dentro.)Ya que otra vez le restituye el día,

cercana población la suerte mía

solicite, vagando este desierto.

Los tercerosA tierra, a tierra.

Los segundos Al valle.

Los primeros Al llano.

Los terceros Al puerto.100

Irífile¡Ay infeliz de mí!, que ya la orilla

costeando surca mísera barquilla,

con poca gente en ella,

a tiempo que sin norte de otra huella,

cada tropa se inclina105

a la tranquilidad de la marina

donde estoy. ¿Quién, sin ser vista, pudiera

de aquí escapar?

(Cúbrese el rostro con el cabello, y al irse a entrar, salen Céfiro y Pasquín.)

Céfiro Humano monstruo, espera;

que aunque tu aspecto pudo

ponerme horror, no dudo110

que tus señas desmientan tu semblante.

IrífileTente, joven: no pases adelante,

ni quieras detenerme;

que el escucharme más horror que el verme

te ha de dar, pues si el verme te acobarda,115

más lo hará oírme.

(Al entrarse por otra parte huyendo, salen Pigmaleón y Lebrón.)

Pigmaleón Humano monstruo, aguarda,

que pues de humano y monstruo

noticias da el cabello sobre el rostro,

con la duda del uno vencer quiero

de otro el terror.

Irífile Primero120

a aqueste mar me arrojaré que intente

oír a los dos.

(Al irse a entrar, por otra parte salen Ifis y Brunel.)

Ifis Humano monstruo, tente,

que, pues cuanto me asombra, me asegura,

no sé qué luz entre tu traje oscura,

que me escuches pretendo.125

IrífileCerrome el paso; y pues aun ir huyendo

no permite mi suerte,

¿qué me queréis?

Céfiro Atiende.

Pigmaleón Escucha.

Ifis Advierte.

CéfiroEn la caza perdido...

PigmaleónDel camino apartado...130

IfisEn el mar derrotado...

Céfiro...del terremoto al ruido...

Pigmaleón...del temblor al amago...

Ifis...del eclipse al estrago...

Céfiro...triste yo...

Pigmaleón ...yo confuso...

Ifis ...yo...