: Pedro Calderón de la Barca
: El mayor encanto, amor
: Linkgua
: 9788498972405
: Teatro
: 1
: CHF 2.70
:
: Dramatik
: Spanish
: 140
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El mayor encanto, amor (también conocido como El mayor hechizo, amor) es una obra dramática de Pedro Calderón de la Barca, uno de los más reconocidos dramaturgos del Siglo de Oro español. En esta obra, Calderón de la Barca retoma y adapta la historia de Ulises (Odiseo) y la bruja Circe, un relato que se encuentra en la 'Odisea' de Homero. En la historia original, el héroe griego Ulises llega a la isla de Circe durante sus aventuras de regreso a casa tras la guerra de Troya. Circe, una poderosa hechicera, transforma a la tripulación de Ulises en animales, pero Ulises, con la ayuda del dios Hermes, logra resistir su hechizo y finalmente persuade a Circe para que libere a sus hombres. En la obra de Calderón de la Barca, estos eventos son reelaborados en un drama que mezcla elementos de comedia y tragedia. La figura de Circe se convierte en un símbolo de la lujuria y la tentación, mientras que Ulises representa la razón y el amor verdadero, que finalmente triunfan sobre los encantos y las ilusiones creadas por Circe. A través de El mayor encanto, amor, Calderón de la Barca explora temas como la naturaleza del amor, la lucha entre la razón y la pasión, y la capacidad de resistencia del espíritu humano frente a las adversidades y tentaciones. El uso de mitos clásicos permite a Calderón de la Barca conectar con una tradición literaria muy rica y explorar temas universales a través de personajes y situaciones que eran muy conocidos por su audiencia.

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-1681) Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1600, en Madrid, como segundo de cinco hermanos, en el seno de una familia de mediana hidalguía procedente de las montañas cántabras. Su padre fue escribano del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda. La madre murió en 1610 y el padre en 1615. Al parecer, su padre había dejado como voluntad y requisito para que Pedro y sus hermanos heredaran el que siguieran las carreras que él había marcado; a Calderón le estaba destinada la de sacerdote. Al igual que Lope de Vega, Quevedo y otros literatos, Calderón cursó estudios en el madrileño colegio Imperial de los jesuitas (hasta 1613), y los continuó en las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca (hasta 1620), donde, quizá por la exigencia paterna, estudió teología, pero también lógica, retórica, historia y derecho natural y político. Su bagaje cultural era muy amplio, tocado por la escolástica y las ideas existencialistas agustinianas. Calderón vivió tres reinados (con Felipe III, Felipe IV y Carlos II) durante los cuales se fue desintegrando el poder español y el país quedó cada vez más aislado del escenario internacional, sobre todo a partir de la pérdida de Flandes por la paz de Westfalia, en 1648. Pero no fue tanto así en la creación literaria, ya que Calderón vivió de lleno el Siglo de Oro español, tan prolífico y rico en cuanto a las artes. Hacia 1620, los hermanos Calderón debieron resolver un litigio relativo a la herencia con la segunda mujer de su padre. Ese mismo año, Calderón de la Barca abandonaría los estudios religiosos e iniciaría sus primeras tentativas literarias con la poesía. Así, participó como poeta en varios certámenes y justas, pero pronto descubriría su atracción por la 'comedia nueva' de Lope de Vega, quien debió despertar su fascinación por el teatro. Calderón desarrollaría la mitad de su producción paralelamente al ascenso del valido conde-duque de Olivares (entre 1621 y 1643), protector de artistas y literatos. Su bautismo teatral se produce, en 1623, con la obra Amor, honor y poder. Calderón realizará algunos viajes por Flandes e Italia, entre 1623 y 1625, como secretario del duque de Frías. Después, será asiduo escritor de obras para la Corte y para los corrales de comedias. Su prestigio en la Corte fue aumentando, y Felipe IV le otorgó el ingreso como caballero de la orden de Santiago, hacia 1637. También debió vivir algunos episodios oscuros, como una acusación por violar, junto a su hermano, la clausura de un convento de trinitarias, tema del que no se sabe a ciencia cierta la verdad. Por otro lado, su buena relación con Lope de Vega debió enfriarse hacia 1629, aunque tampoco hay datos fiables sobre los motivos. Se habla de un extraño incidente: un hermano de Calderón fue agredido y, éste al perseguir al atacante, entró en un convento donde vivía como monja la hija de Lope.

Jornada segunda


(Descubre un palacio muy suntuoso, y van saliendo todas las damas por diferentes partes y llegan a la puerta, y sale Circe.)

LibiaSeñora, ¿qué llanto es este?

Astrea¿Qué pena, señora, es esta?

Clori¿Tú lágrimas en los ojos?

Flérida¿Tú suspiros y tú quejas?

Tisbe¿Qué ocasión pudo moverte5

a que sentimientos tengas?

CasimiraLos males comunicados

se alivian si no se vencen.

CirceQuien tiene de qué quejarse,

¡oh cuánto en quejarse yerra!;10

que la justicia del llanto

hace apacibles las penas.

Yo así mi tristeza quiero

que tan poco no me deba,

que en repetirla procure15

hacer menor mi tristeza.

Dejadme sola.

[Aparte Libia y Astrea.]

Astrea ¿Oyes, Libia?

LibiaRazonablemente, Astrea.

Astrea¡Plegue a Amor que estos extremos

lo que yo pienso no sean!20

Libia¡Plegue a Amor que sí! ¿Acaso

qué es lo que plegamos piensas?

Pues si es amor la ocasión

dellos, y ella a ver se llega

enamorada, dará...25

Astrea¿Qué?

Libia Libertad de conciencia.

AstreaHolgareme de salir

de religión tan estrecha

como es el honor. Vestales

vírgenes Diana celebra30

entre gentes; mas nosotras,

entre animales y fieras,

somos vírgenes bestiales.

LibiaCalla porque no lo entienda.

(Vanse todas.)

CirceFlérida, tú no te ausentes:35

sola conmigo te queda,

que tengo que hablarte sola.

Flérida (Aparte.)Sin duda, ¡cielos!, que intenta

darme castigo mayor

que el que en la dura corteza40

tuve porque hablé esta tarde

a Lisidas.

Circe Oye atenta.

Este Ulises, este griego

que esa marítima bestia

subió sin duda en el mar45

para escupirle en la tierra;

este que a la discreción

de los vientos, con deshecha

fortuna, tan derrotado

llegó a tocar estas selvas;50

este que trujo deidad

superior en su defensa,

pues burlando mis encantos

les tiraniza la fuerza;

este, pues, que mi hospedaje55

cortesanamente aceta,

adonde hoy tan divertido

vive olvidado de Grecia:

como si fuera mi vida

Troya, ha introducido en ella60

tanto fuego, que en cenizas

no dudo que se resuelva.

Y con razón, porque ya,

en callado fuego envuelto,

cada aliento es un volcán,65

cada suspiro es un Etna.

Quisiera... «Quisiera» dije:

mal empecé, pues si es fuerza

querer, Flérida, y ya quiero,

me erré en decir que quisiera.70

Quiero, digo; pero quiero

tanto a mi ambición atenta,

que quiero a Ulises y no

quiero que Ulises lo entienda.

Agora te admirarás75

de que yo, que tan soberbia

tu amor reñí, te fíe el mío;

pero admiraraste necia,

porque la causa mayor,

porque la ocasión más cierta80

de incurrir en una culpa

es haber dicho mal della.

Y porque el contar delitos

a quien es cómplice cuesta

menos vergüenza, yo quise85

regatear esta vergüenza

y, porque me cueste menos,

decirlos a quien los sepa.

Yo amo, en fin, Flérida mía:

vengada estás de mi ofensa.90

Pluguiera a Júpiter santo

tú transformarme pudieras

a mí en insensible planta,

que yo te lo agradeciera;

porque si supiera entonces95

lo que es amor, más quisiera

verte enamorada y viva

que no enamorada y muerta.

Enamorada, en efeto,

llego, y pues tú a saber llegas100

qué es amor, de ti pretendo

ayudar una cautela;

y es que, para poder yo

hablar con él sin que él sepa

que soy yo la que le habla,105

tú con ruegos y finezas

le has de enamorar de día,

y diciéndole que venga

de noche a hablarte, estaré

yo, con tu nombre encubierta,110

donde mi altivez, mi honor,

mi vanidad, mi soberbia,

mi respeto, mi decoro

no se rindan y...

Flérida Oye, espera,

que quieres hacer en mí115

dos costosas experiencias.

Yo amo a Lisidas, y tú,

cruel señora, me ordenas

que disimule el amarle;

yo no amo a Ulises y intentas120

que amarle finja; pues, ¿cómo,

a dos afectos atenta,

quieres que olvide a quien quiero

y que a quien olvido quiera?

Damas tienes con quien hoy125

partir los afectos puedas;

a un alma basta un cuidado.

CirceY aun la misma causa es esa.

Yo sé que quien llega a estar

enamorada no deja130

lugar para otro cuidado

en el alma; luego acierta

quien a ella el suyo le fía,

pues que no peligra en ella

el riesgo de enamorarse,135

pues ya lo está; de manera

que tú no me darás celos,

y otra sí, cuando te vea

con Ulises, pues tu amor

sanea la contingencia.140

Esto ha de ser en efeto.

Mas, ¿qué ruido es ese?

Flérida Llegan

dos criados aquí, y traen

sin duda alguna pendencia.

CirceRetírate, que no quiero145

que a todas horas me vean,

y escuchemos desde aquí

lo que tratan en mi ausencia.

(Retíranse, y salen Lebrel y Clarín.)

LebrelDigo que es la mejor vida

que tuve en mi vida aquesta.150

Clarín¿Eso dices?

Lebrel Esto digo,

y que en el mundo no hay tierra

como Trinacria, y que Circe

es un ángel en belleza

y condición.

Clarín Estás loco.155

LebrelDime, ¿ella no nos hospeda

como a unos reyes?

Clarín Es cierto;

mas mucho mejor nos fuera

que en sus palacios estar

en un bodegón de Grecia.160

Lebrel¿No comemos lindamente?

ClarínNo; que no hay comida buena

adonde no doy bocado

que no piense que me deja

hecho un cochino.

Lebrel No es165

tan malo como tú piensas,

que yo lo fui y no me hallaba eso

mal con serlo; de manera

que a cuantos cochinos hay

sin aliño y sin limpieza170

disculpo, porque se ahorran

de muchas impertinencias.

Y al caso: ¿dónde hallarás

una cama tan compuesta?

ClarínNo está el descanso en la cama,175

ni hay pícaro que no duerma

sin penas en un pajar

mejor que un señor con ellas

en un cama dorada.

Lebrel¿Dónde estos jardines...