En 1992 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció la FM como una enfermedad reumatológica, aunque dos años antes el Colegio Americano de Reumatología (American College of Rheumatology, ARC) ya había establecido los criterios oficiales para su diagnóstico. Según esta institución médica debe diagnosticarse FM cuando el paciente manifiesta un historial de dolor generalizado durante al menos tres meses seguidos en once de los dieciocho puntos sensibles a la palpación digital. El dolor se considera generalizado cuando aparece en ambos lados del cuerpo, por encima y por debajo de la cintura y en el esqueleto axial. Al mismo tiempo, el dolor a la palpación digital debe estar presente en los siguientes puntos sensibles: occipital (bilateral), en las inserciones del músculo suboccipital; cervical inferior (bilateral), en las porciones anteriores de los espacios interapofisarios transversos de C5-C7; trapecio (bilateral), en la mitad del borde superior; supraespinoso (bilateral), en su origen, encima de la espina de la escápula cerca del borde medial; segunda costilla (bilateral), en la segunda unión costocondral justamente lateral en relación a las uniones de las superficies localizadas por encima; epicóndilo lateral (bilateral), dos centímetros distal a los epicóndilos; glúteo (bilateral), en el cuadrante superior externo de nalga, en el pliegue anterior del músculo; trocánter mayor (bilateral), posterior a la prominencia trocantérea, y rodilla (bilateral), en la bolsa adiposa medial próxima a la línea articular.
No obstante, a partir de 2003 y a día de hoy se suelen utilizar los «Criterios canadienses», que remiten a un historial de dolor durante al menos tres meses, en ambos lados del cuerpo; encima y debajo de la cintura, incluyendo dolor lumbar y dolor esquelético axial –espina cervical, pecho anterior, espina torácica o baja espalda–, y dolor a la palpación en once o más de los siguientes puntos sensibles: occipucio, en la inserción de los músculos suboccipitales; cervical inferior, en la cara anterior del espacio intertransverso (los espacios entre las apófisis transversas) en C5-C7; trapecio, en el medio del borde superior; supraespinoso, en el origen, encima de la espina escapular, cerca de su borde medial; segunda costilla, justo lateral a la segunda unión costocondral, en la superficie superior de la costilla; epicóndilo lateral, dos centímetros distal al epicóndilo (en el músculo braquiorradial); glúteo, en el cuadrante superior externo de la nalga en el lado anterior del músculo; trocánter mayor, posterior a la prominencia del trocánter, y rodilla, en el cojín graso medial próximo a la línea articular.
Además del dolor y la hipersensibilidad obligatorios, otros síntomas y signos clínicos adicionales pueden contribuir de forma importante a la intensidad de la enfermedad del paciente. Dos o más de estos síntomas se manifiestan en la mayoría de pacientes con FM que se plantean buscar atención médica.
Por otro lado, es raro que un paciente con FM tenga todos los síntomas o signos asociados. Como resultado, la presentación clínica de la FM puede variar algo de unos casos a otros y los patrones de presentación pueden llevar en algunos casos al reconocimiento de subgrupos clínicos de FM. Estos síntomas y signos clínicos adicionales, aunque no imprescindibles, suelen ser clínicamente importantes. Algunos de esos síntomas y signos son:
Resumiendo, según estos criterios, en el diagnóstico de la FM el médico o especialista debe detenerse en la observación de los siguientes síntomas: