: Michael Holroyd
: Un libro de secretos Hijas ilegítimas, padres ausentes
: Ediciones Siruela
: 9788416396917
: El Ojo del Tiempo
: 1
: CHF 8.70
:
: Biographien, Autobiographien
: Spanish
: 258
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
«Un libro de secretos es, sin duda, un libro de revelaciones, de sorpresas emotivas... Una narración bellamente estructurada, salpicada de sorpresas y deslumbrantes cambios de enfoque». The Daily Telegraph «Absolutamente evocador y bellamente escrito... Holroyd exhibe sus habilidades de investigador y detective; solo un maestro podría haber creado un libro así».   The Spectator En una colina sobre la ciudad medieval italiana de Ravello, al sur de Nápoles, está situado el magnífico palazzo de Villa Cimbrone, un lugar de fantasía y ensueño que parece flotar en el aire. En 1904 la villa fue adquirida y espléndidamente reformada por el ilustre y adinerado Ernest William Beckett, segundo Lord Grimthorp, un hombre culto y refinado que convirtió su retiro en lugar de paso obligado para muchas personalidades de la vida cultural y social de la época: Churchill, D. H. Lawrence, Auguste Rodin, E. M. Forster... Pero estos grandes personajes son secundarios en la obra de Holroyd, que se ha decantado por sacar a la luz a un grupo de interesantísimas mujeres desconocidas: Alice Keppel, querida de Lord Grimthorpe y del príncipe de Gales, Eva Fairfax, una de las musas de Auguste Rodin, la novelista Violet Trefusis, amante de Vita Sackville-West..., todas ellas mujeres situadas en la periferia de la respetable sociedad inglesa eduardiana.Un libro de secretos es un hallazgo de vidas ocultas, logros ignorados y misterios familiares en el que cobran vida las frágiles conexiones personales y el misterio del lugar.

Michael Holroyd (Sir Michael De Courcy Fraser Holroyd, Londres, 1935) es el autor de las célebres biografías de George Bernard Shaw, del pintor Augustus John, de Lytton Strachey, de Helen Terry y de Henry Irving. También ha escrito los libros de memorias Basil Street Blues y Mosaic. Ha sido nombrado Caballero del Imperio Británico por sus servicios a la literatura, y es el presidente emérito de la Royal Society of Literature y el único autor de no ficción que ha sido galardonado con el David Cohen Prize for Literature. Su anterior libro, A Strange Eventful History, ganó el premio James Tait Black Memorial a la mejor biografía en 2009. Holroyd vive en Londres con su esposa, la novelista Margaret Drabble.

Ernest se va al extranjero

«Es poco probable que este año acuda a la Casa de los Comunes», dijo de Ernest alYorkshire Herald. Tras la muerte de su padre se le había nombrado socio del banco familiar de Leeds. El bienestar de los niños estaba a cargo de la familia de Luie, en Roma. Y José estaba en Londres.

No podía casarse con ella. Él mismo se encargó de explicárselo cuando pasó un tiempo prudencial desde la muerte de su mujer. Luego decidió partir hacia Sudamérica. José seguía esperándolo cuando regresó al año siguiente. La aventura ya era conocida por la familia de Ernest y todos se oponían frontalmente a ella, especialmente sus dos hermanos banqueros, Gervase y Rupert Beckett. José y Ernest comenzaron a pelearse y finalmente acordaron separarse. Determinada a empezar una nueva vida, José convenció a un amigo común para que le presentara al famoso actor y mánager Beerbohm Tree, quien quedó tan impresionado por su belleza y su figura que le dio un pequeño papel en la nueva obra de Oscar Wilde,Una mujer sin importancia cuando comenzó la temporada de 1893.

Parece poco probable que José fuese popular entre el resto de los actores. Cuando comenzó latournée se negó a viajar con ellos en tercera clase y les enviaba a su acompañante para que les hiciera compañía mientras ella viajaba en primera. Se alojaba en hoteles de más categoría (también con su dama de compañía, que acabó siendo más popular que ella y que también tenía un papel de figurante). En una ocasión, cuando Maud, la mujer de Tree, se puso enferma, José hizo el papel de la cínica libertina, Mrs. Allonby. Lo hizo bien «porque se me da bien el papel de coqueta». Había, de hecho, varias frases de Mrs. Allonby que le iban como anillo al dedo: «Resulta un verdadero esfuerzo mantener a los hombres a raya. Siempre están intentando escapar de nosotras».

Un fin de semana de aquel verano, cuando la compañía llegó a Eastbourne, José fue a Londres para asistir a una cena organizada por un hermanastro que había llegado recientemente a Inglaterra y que se estaba alojando en el hotel Langham. Allí conoció a John Joseph Lace, un hombre apuesto y rico de treinta y pocos años, con un fino bigote y un anillo con un diamante solitario que brillaba en el dedo meñique de su mano derecha. Ya habían sido presentados, eso le dijo él, por Cecil Rhodes. José replicó sin rodeos que no le gustaba que los hombres llevaran anillos y él se limitó a quitárselo de la mano y ponérselo a ella en el dedo corazón de su mano izquierda. ¿Lo hizo en serio o fue tan solo una broma? José creía estar todavía enamorada de Ernest y le habló de él a aquel nuevo admirador suyo, pero aquello tuvo exactamente el efecto contrario al esperado. Parecía no haber nada en el mundo capaz de contener la pasión que sentía por ella. Fue de lo más halagador con ella, justo lo que necesitaba después del decepcionante trato de Ernest. Antes de que acabara el fin de semana, él ya se había declarado y ella se había acercado a él en señal de asentimiento. La semana siguiente, el 12 de agosto, se casaron en la oficina del registro civil de Hanover Square con la dama de compañía de José como testigo. A continuación lo celebraron con una fantástica comida en el Savoy.

A pesar de haberse casado aún no habían consumado su matrimonio. José había puesto como condición que no lo hicieran hasta que no se hubiese consumado la ceremonia religiosa. Eso fue al menos lo que ella le dijo más tarde a Ernest. Se trataba de un extraño acuerdo y parecía dar a entender una profunda incertidumbre tanto sobre lo que quería como sobre las consecuencias que iba a acarrear aquel matrimonio. ¿Acababa de empezar un brillante y prometedor capítulo en su vida o sencillamente había arruinado definitivamente lo que había tenido hasta entonces? El cambio de circunstancias que iba a suponer aquella decisión era radical, casi temible. ¿Podía recuperar a Ernest? ¿Podría recuperarlo todavía, después de todo? Ella pasó el fin de semana con Joseph en Leinster Lodge, desde allí viajaron a Eastbourne, donde persuadieron al indeciso Beerbohm Tree para que redujera su contrato de doce meses a seis.

A principios de aquel otoño, Joseph se vio obligado a regresar a Sudáfrica para resolver unos asuntos financieros urgentes. CuandoUna mujer sin importancia regresó al Haymarket Theatre en Londres para la segunda vuelta, Ernest fue a verla con la esperanza de poder encontrarse con José tras la función. Le dijo que ahora que su