: Lothar Frenz
: El libro de los animales misteriosos
: Ediciones Siruela
: 9788416280056
: Las Tres Edades / Nos Gusta Saber
: 1
: CHF 8.80
:
: Sachbücher / Sachbilderbücher
: Spanish
: 264
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
¿Te has preguntado si existen, o han existido alguna vez, seres tan extraños e increíbles como los pulpos gigantes, los hombres mono, los cíclopes, los bigfoot y otros seres fabulosos? Existe una disciplina, llamada criptozoología, que se encarga del estudio científico de animales ya extintos, o que forman parte de la mitología y de las antiguas historias tradicionales de distintas culturas del mundo. En este magnífico libro ilustrado Lothar Frenz nos relata asombrosos descubrimientos de criaturas misteriosas y nos lleva a regiones inhabitadas por el hombre, casi inaccesibles, donde las especies animales más diversas han vivido ocultas a la ciencia. Exploraremos bosques, mares, montañas y ciénagas de distintos lugares del planeta que avivarán nuestra curiosidad y nuestras ganas de conocer más sobre las especies que quizá los habitan.

Lothar Frenz (1964) estudió Biología en la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, donde también realizó un curso de posgrado de Periodismo. Desde 1991 trabaja como periodista independiente. Es redactor de la revista Geo, en la que escribe con regularidad, y es autor de numerosos guiones para Löwenzahn, una serie cultural infantil de la televisión alemana.

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¡Y sin embargo viven!


«Pero nos dedicamos a seguir soñando a contracorriente, y nuestros sueños se desvanecen casi con la misma rapidez con la que los evocamos».

John Irving,El hotel New Hampshire

Debido a sus abstrusas teorías, todo el mundo se había burlado del científico que buscaba con ahínco «un eslabón entre los dinosaurios y los mamíferos». Sus adversarios científicos lo denigraron y difundieron que ese tipo de animal había «surgido de la fantasía calenturienta de un catedrático digno de lástima». Al final, el acoso llegó tan lejos que el científico, agotado, emigró y se retiró con sus ayudantes a una isla remota para poder investigar al fin sin ser molestado. Allí el catedrático Habakuk Tibatong encontró al animal que creía extinguido desde hacía millones de años: era Urmel.

Algo parecido le sucedió a otro erudito: el catedrático Challenger informó a la Real Sociedad Zoológica británica que en una expedición a las montañas sudamericanas más remotas había descubierto pterodáctilos –pterosaurios supervivientes–. Pero esos eminentes caballeros se negaron a creerle, pues aquello se les antojaba sencillamente imposible. Entonces Challenger mandó traer un enorme cajón, lo abrió... y uno de los pterosaurios de tiempos inmemoriales se elevó en el aire con sus tres metros de envergadura y huyó por una ventana abierta.

El bebé dinosaurio Urmel del libro infantil de Max KruseUrmel aus dem Eis, conocida estrella del teatro de marionetas de la Augsburger Puppenkiste, y las criaturas deEl mundo perdido, la novela de aventuras de sir Arthur Conan Doyle, redescubiertas aunque se las creía extinguidas, han atraído y fascinado, no sin razón, a generaciones de lectores: son mensajeros imaginarios de un mundo en el que aún acontecen los milagros, en el que se hace realidad lo imposible porque alguien cree firmemente en ello. Pero ¿de verdad esos milagros son puramente imaginarios?

Hoy el mundo parece descifrado. Los satélites examinan cada metro cuadrado de la Tierra, los submarinos se sumergen hasta las simas más profundas del océano, los mares del mundo son medidos con radares y sonar. Los misterios que quedan están «en algún lugar, ahí fuera», en el universo, que aún no podemos visitar. El tiempo de las grandes sorpresas en el reino animal parece cosa del pasado. ¿Dónde se puede hollar todavía una tierra virgen desde el punto de vista zoológico?

En 1819, el famoso naturalista francés Georges Cuvier declaró: «Hay pocas esperanzas de que en el futuro descubramos importantes especies de mamíferos nuevas». Pero el fundador de la moderna paleontología y anatomía comparada se equivocó: solo en vida de Cuvier se descubrieron animales tan grandes y sensacionales como el rinoceronte blanco y el tapir de la India, el tití y el koala, el ornitorrinco y el equidna. Más tarde siguieron el okapi y el jabalí gigante de la