Capítulo 2
EL DUQUE miró sorprendido a Lolita.
?¿Habla en serio?? le preguntó.
?Muy en serio. Y creo que usted, entre todas las personas, debía tratar de vengar a mi padre, sobre todo porqueél le salvó la vida.
?Matar a un hombre durante un combate es una cosa; en otras circunstancias, es un asesinato.
?Lo sé. Pero desde que mamá me contó exactamente lo sucedido, decidí que la muerte de mi padre no quedaría sin vengar.
El Duque se reclinó en su silla y cruzó las piernas.
?Vamos a tratar de razonar? dijo?. Comprenda que una idea comoésa, en una jovencita como usted, no solamente es una tontería, sino que resulta muy peligrosa...
Lolita lo miró con expresión de disgusto, pero no replicó.
?Siento mucho haberla abandonado durante tanto tiempo? prosiguióél?, pero no dude que me encargaré de averiguar cuánto dinero le dejó su padre... Por lo demás, supongo que mi prima la cuidó bien.
?Tía Mildred, como ella me pidió que la llamara, era maravillosa. Me envió al mejor colegio de Nápoles y allí hice muchas amistades que resultaron muyútiles.
?¿Útiles? Lolita sonrió.
?Mis compañeras provenían de países muy diferentes y cada una de ellas me enseñó su idioma respectivo.
?Sí..., antes mencionó usted su facilidad para los idiomas. Pero me temo que eso no es muyútil socialmente. De nuevo le pareció al hombre que Lolita lo miraba con fastidio. Aquello era algo nuevo paraél, en lo que a mujeres se refería. Aun sin vanidad, se daba cuenta de que las atraía, no sólo por su título, sino porque era, muy viril y apuesto. De repente le llamó la atención que Lolita no lo hubiera reconocido.
?Dado que usted recuerda tanto acerca de sus Padres, que murieron cuando era muy pequeña, me sorprende que no se acordara de mí.
?Es que usted ha cambiado mucho.
?¡Por supuesto! Me he vuelto más viejo.
?No, no es sólo eso.
?Entonces,¿qué es?
El Duque hablaba secamente. Le parecía extraordinario que aquella jovencita pudiera ver una gran diferencia enél. Cierto que hacía diez años desde laúltima vez que se habían visto y no era sorprendente que ella no lo hubiera reconocido.
Peroél creía que a sus 31 años era muy parecido a cuando, como suboficial, recibió su bautismo de fuego en la frontera noroeste de la India.
Se dio cuenta de que Lolita lo miraba muy seria, lo cual quería decir que buscaba cómo explicarle la diferencia.
Al fin dijo:
?Creo que la principal diferencia es que cuando usted me cuidó, después de la muerte de mamá en el barco, yo... podía sentir lo amistoso... y cálido que era.
?¿Y ahora?
?Usted se ha vuelto reservado, escéptico, diría que hasta cínico... y sospecho que está aburrido.
El Duque la miró fijamente.
?¡Niego ser cualquiera de esas cosas!
Ella se encogió de hombros.
?Usted me ha hecho una pregunta y pensé que deseaba una respuesta sincera.
?Pero sospecho que usted tiene prejuicios contra mí, por haberla abandonado durante tanto tiempo.
?Así pues, reconoce que se olvidó de mí y también de tía Mildred, que era tan buena...
El Duque ya estaba cansado de dar excusas.
A pesar de reconocer que había actuado mal, se negaba a ser regañado por alguien tan joven, aunque fuese una muchacha preciosa.
Se levantó del asiento y atravesó la habitación para hacer sonar la campanilla.
Hubo un silencio hasta que se abrió la puerta y. apareció Dawson.
?La señorita Lolita Gresham permanecerá aquí como invitada? le dijo el Duque?. Haga que suban sus baúles.
?Bien, Señoría.
Se cerró la puerta de nuevo y el Duque miró a Lolita. Para sorpresa suya notó que los ojos de la joven centelleaban al decir:
?Le agradezco mucho que me dé alojamiento por esta noche. No podría pagar la estancia en un Hotel.
?¿Dónde se hospedó anoche? Ella sonrió levemente.
?En el tren de Calais, que llegó tardísimo. Los pasajeros permanecimos en los compartimentos y subimos al barco al amanecer.
?¿Qué ocurrió luego?
?Después de cruzar el Canal, tomé el tren para Londres y allí fui directamente a la mansión Calverleigh.
?¿Sabía usted que yo era el Duque ahora?
?Tía Mildred hacía que le enviaran los diarios ingleses todas las semanas.
?Ah, comprendo...¿Y qué le dijeron en mi casa?
?Que usted había salido hacia el Castillo, así que me fui de inmediato a la estación y tomé el tren, sin sospechar que usted venía enél también. Tenía entendido que los Duques, al igual que la Realeza, siempre viajaban en su propio tren.
?He venido al campo por un asunto deúltimo momento, así que me tuve que conformar con un compartimiento reservado.
Lolita sonrió con ironía.
?¡Vaya, qué contrariedad para Su Señoría!
?Estoy acostumbrado a todo. No era tan importante cuando usted me conoció.
?Es cierto. Recuerdo que se quejaba por lo hacinado que viajaba en su camarote, porque tenía que compartirlo con otros dos oficiales.
Lolita miró a su alrededor y dijo como si hablara consigo misma:
?¡Y ahora es dueño de este Castillo maravilloso!
?Que será su hogar por el momento.
Lolita volvió los ojos haciaél con viveza.
?¿Me está usted pidiendo que me quede?
?Como sus padres están muertos y yo le prometí a su madre que cuidaría de usted, en realidad soy su Tutor.
Al ver un esbozo de irónica sonrisa en la boca de Lolita, se apresur&