Jornada segunda
Sale el Rey, Teobaldo, Ludovico y Enrico.
TeobaldoLa esperanza en el amor
es un dorado veneno,
puñal de hermosuras lleno,
que hiere y mata en rigor.
Es en los dulces engaños5
edad de las fantasías,
donde son las horas días,
donde son los meses años,
un martirio del deseo,
y una imaginada gloria,10
verdugo de la memoria.
ReyBasta, Teobaldo, yo creo
que es amando la esperanza,
luz que de noche se ofrece
que desde lejos parece15
que a cada paso se alcanza,
cuando engañado de vella
aquel que la va buscando,
piensa que se va ausentando
o que se va huyendo ella.20
TeobaldoPues siendo así que el que esperamuere en el mismo favor, como tú sabes mejor.
Rey¡Pluguiera a Dios no supiera!
TeobaldoMira el tiempo que he vivido25
del pensamiento engañado,
de mil deseos burlado
y en mi amor desvanecido.
Llamado desta esperanza,
vine, señor, desde Hungría,30
por ver si la suerte mía
tan grande ventura alcanza.
Tú después me has ofrecido
efetuar el concierto
y de la esperanza muerto,35
con la esperanza he vivido.
No es bien que más tiempo aguarde
ni de esperar me entretenga,
que bien por presto que venga,
no dejará de ser tarde.40
ReyQue yo he tratado, es verdad,este casamiento justo y yo te ofrecí mi gusto,
pero no su voluntad.
A la Infanta dije yo45
mi intención y en ella vi,
ni bien concedido el sí,
ni bien declarado el no.
Desta manera han pasado
muchos días y te dan50
con favores de galán,
licencias de desposado.
Hoy quiero verla y hablarla
y aunque su obediencia sé,
aconsejarla podré,55
pero no podré forzarla.
TeobaldoPues si tú has de hablarla es vanoel favor que me prometo, pues te ha de tener respeto
por su rey y por su hermano60
y aunque tenga voluntad
ha de negártela a ti,
que fuera el decirte sí
al parecer libertad.
Que la hable, te suplico65
de mi parte y con tu intento,
quien sepa mi pensamiento.
ReyPresente está Ludovicoy Enrico, en los dos advierte,quien puede hablarla mejor.70
TeobaldoUno de los dos, señor.
LudovicoSu Alteza ha venido a verte.
ReyPues quédese ansí y despuésse verá mejor.
Enrico [Aparte.](¡Ay cielos!
¡Tan adelantados celos!75
¡Qué cierto mi daño es!)
(Sale la Infanta.)
InfantaOí decir que no teníasalud vuestra Majestad y vine a verle.
ReyEs verdad,una gran melancolía80
me aflige.
Infanta¡Qué injusta ley!
¿En qué la pena consiste?
¿De que un rey puede estar triste?
Rey¿No es hombre también el Rey?
¡Ay, hermana, si supieras,85
cuando en tus manos me ofrezco,
templar el mal que padezco,
qué fácilmente pudieras!
Infanta¿Pues eso dudas, señor?
Si importa a tu bien mi vida,90
mírala a tus pies rendida.
ReyRetiraos todos; mejorse remedia mi mortal pena.
InfantaContarla procura,que ningún médico cura95
sin informarse del mal.
ReyYa sabes, Flérida bella,que a caza al monte salí, el día que, despeñada,
para todos fue infeliz.100
Donde tú hallaste la vida,
yo la libertad perdí
y mil veces la perdiera,
si la rescatara mil.
Si pretendiera pintarte105
lo que en el monte advertí,
fuera contar las estrellas
en el celestial zafir.
No dieran a su hermosura
varias colores matiz,110
a tantas orejas tabla,
ni lengua, pincel sutil.
No hubiera en el campo flores,
porque el clavel, su carmín
escureciera en sus labios115
bello engaste de marfil.
Quien pintar quisiera al viento,
le pintara en el jazmín.
Azucenas de cinco hojas
eran sus manos y al fin120
vi al alba hermosa, vi al Sol…
Pero, ¿qué mucho si vi,
¡ay hermana!, si vi a Estela,
Condesa de Salveric?
Por deidad de aquellos montes125
la veneré y la ofrecí
el alma por sacrificio,
que amor hasta hoy es gentil.
Llegué a hablarla, tan turbado,
que yo pude presumir130
que era mudo y que los ojos
sin duda hablaron por mí.
Pero no los entendió,
que su lenguaje sutil
no le sabe, hermana, hablar,135
quien no le sabe sentir.
A su padre y a su hermano
cargos y oficios les di
porque a la corte vinieran,
mas poco importa el venir,140
pues después que en ella vive
mas cruel, sin advertir
en mi poder, me desprecia,
tiranamente feliz.
En su cuarto entré de noche,145
sin temer, sin advertir,
ni rigor, ni honor, mas fue
mi atrevimiento infeliz.
No tengo lugar de hablarla
y pues hoy ha de venir150
a verte, dile las penas
que por su causa sentí.
Que yo turbado y rendido,
solo te sabré decir,
que al principio de mi amor155
estoy de mi vida al fin.
InfantaAgradecida te escuchoy pues te fías de mí, aunque ignorante de amor,
en él te quiero servir,160
dando a tu tristeza causa.
Baja esta tarde al jardín
y escóndete entre la fuente
de Venus, donde el buril
quiso, dando al mármol alma,165
los pinceles descubrir
y escondido en la belleza
de la pared del jazmín,
al descuido, con Estela,
yo pasaré por allí170
y la dejaré en la fuente.
Tú entonces podrás salir
y hablarla, que si te oye,
tendrá lástima de ti;
porque a lágrimas de amor,175
¿quién se podrá resistir?
Rey¿Qué divino entendimientoiguala al tuyo sutil?
Déjame besar tus manos,
tuyo he de ser hoy por ti.180
Vivo, tú me das la vida.
Quédate Flérida aquí
mientras a la fuente voy,
no demos que presumir
a su hermano si hoy me vengo,185
poco importa prevenir
la industria contra la fuerza,
también hay industria en mí,
porque contra el honor
no hay poder, industria sí.190
(Vase.)
TeobaldoHoy, Flérida, si pudierahacer lengua el corazón, mejor mi pena dijera,
si ya sus alas no son
a tantos rayos de...